El nuevo lehendakari y sus consejeros celebraron ayer su primer Consejo de Gobierno y, como estaba previsto, se llevó a cabo el nombramiento de 22 viceconsejeros, en su gran mayoría hombres, igualmente como estaba previsto. Concretamente 17, por cinco mujeres. Además, ha trascendido la identidad de otros dos viceconsejeros por nombrar, ambos hombres. Estaba previsto que así fuera, lo cual no quiere decir que carezca de importancia. La Ley de Igualdad estima que para que exista una representación equilibrada en los órganos administrativos pluripersonales, los dos sexos deben estar representados por lo menos en un 40%. Parece claro que ese 22% de mujeres entre los consejeros nombrados no es suficiente. Pero llama más la atención ese proceder en un Gobierno que se anunciaba adalid del respeto a la legalidad vigente. Un gobierno que Patxi López definió como «progresista», pero que se estructura aparcando en la pura imagen las muestras de progresismo y dejando claro a qué se limita ese escrupuloso respeto a la legalidad: principalmente a la Ley de Partidos y a toda aquella que conduzca a ser más españoles. Antes que igualdad, españolidad. Cuestión de prioridades.