Amor
La alcaldesa de Hernani, una de las pocas elegidas por sufragio universal, se enfrenta ahora a la venganza de un poder total con vocación de totalitario. Lo que no pudieron evitar en las urnas -por expresa vocación de la ciudadanía- lo pretenden alcanzar con sus tribunales. Será como lo amañen, pero nadie podrá evitar el amor. Es delito proclamar «maite zaituztegu». El amor es punible en esa extraña democracia.
OLASO