En la antesala de la huelga general de mañana sigue creciendo a buen ritmo el número de adhesiones a la convocatoria, que la configuran como una de las más importantes y plurales de la historia reciente de Euskal Herria. Más de un millar de comités de empresa han mostrado su apoyo a la huelga, cantidad que asegura una elevada incidencia a priori y que hace presagiar un paro generalizado. Sin embargo, y tanto como el amparo recibido, es la naturaleza de la oposición suscitada a la convocatoria la que da la medida de su más que previsible éxito. La patronal, con elevada beligerancia dialéctica, ha tratado por todos los medios de desprestigiar la huelga negándole sentido sindical y tachándola de «política». Y en ese intento por desactivar la convocatoria, los empresarios han contado con la inestimable colaboración del Gobierno de Lakua, que ha dictado unos servicios mínimos no conocidos desde épocas pasadas y de especial represión. Estos posicionamientos desesperados sólo confirman los augurios más optimistas para las centrales sindicales: la huelga recibirá el respaldo masivo de una clase trabajadora dispuesta a defender sus derechos por encima de las imposiciones.