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Huelga general del 21 de mayo

Sopla, sopla, que se quema la barraca

Ahora tenemos una oportunidad para empezar a cambiar nuestra situación. La próxima huelga no tiene que ser un objetivo sino el comienzo de una pelea en Euskal Herria, que nos lleve a un nuevo modelo económico y social.

Marina Sagastizabal Mujer joven y participante en HERRIAabian!

Se les empieza a tambalear el txiringuito, y ahora nos hablan de crisis. ¿Crisis? Nosotras llevamos muchos años en crisis, de hecho la vida de nosotras, las jóvenes, es una larga crisis continuada. «Juventud divino tesoro». Sobre todo para los mismos de siempre. Su fuente de riqueza inagotable. Encadenados a trabajos basura, amenazados con el látigo de la hipoteca, moldeados a su antojo en escuelas y universidades para producir más, mejor y más alienados... Todo vale para enriquecer a los encorbatados.

Pero ahora parece que el txiringo tiene goteras, o eso nos hacen creer. Y es normal, es la enésima vez que tienen que hacer reparaciones. Y es que el problema es estructural y no se soluciona con parcheos. Sus crisis son algo cíclico y sus parcheos siempre los han utilizado para hacer que unos pocos sigan ganando más y más, a costa de cada vez, una más inmensa mayoría.

Somos las jóvenes, las que junto a las personas migrantes, estamos padeciendo esta crisis de forma más virulenta. Nosotras no conocemos los EREs, no se toman tantas molestias. Las primeras despedidas: nosotras, eventuales. Total les sale gratis. Acceder a un empleo antes nos costaba curriculum con foto, buenas caras y tragar con todo; ahora, simplemente es imposible.

Pero no nos podemos quejar, hay algo peor que ser joven en tiempos de crisis: ser mujer joven. Las grandes invisibles, el sistema no quiere que aparezcamos: ni datos, ni en los medios de comunicación... no tenemos derecho ni a vivir la crisis, sólo a padecerla.

Vamos, resumiendo, que dentro de las reglas de juego del capitalismo las jóvenes, como la mayoría de sectores populares, siempre llevamos las de perder. Pero ya es hora de romper la baraja y empezar a construir unas reglas de juego más igualitarias. Las jóvenes necesitamos un cambio social. Dar la vuelta al sistema de raíz. Tenemos derecho y queremos decidir nuestro propio modelo económico.

Nos hablan de arrimar el hombro, de volver a ese capitalismo sano, en el que las migajas que nos correspondían eran un poquitín más grandes. La clase política, siempre sale al amparo del capital, y una vez más, apura los límites. Palabrería, y, lo que es peor, acciones que están empezando a hacernos sentir insultados. Es evidente, que hacen falta estas reglas de juego para privatizar ganancias y socializar sus pérdidas.

Pero ya sabemos que la solución no va a llegar del cielo. Esto ha empezado a tambalearse, pero no va a caer por su propio peso, necesita ese pequeño empujón para que caiga en la dirección que nos beneficie. El día 21, con la huelga general, tenemos una primera oportunidad para que vean que en Euskal Herria estamos dispuestos a poner en peligro su txiringo. Tenemos ante nosotros una jornada de lucha, que debe colocar en los parámetros adecuados la respuesta a la crisis. Las jóvenes necesitamos herramientas propias, no sólo para hacer frente a esta crisis, sino para construir un nuevo modelo económico y social que haga imposible estas situaciones.

El jueves vamos a demostrar que la actual situación va más allá de problemas concretos empresariales. Somos todos los sectores populares los que estamos sufriendo las consecuencias de un sistema irracional, desde las jóvenes a las pensionistas. Llevamos muchísimos años, en los que los señoritos se han enriquecido de forma brutal, teniendo a sus pies un mercado laboral y social diseñado a su antojo. Ni «estado del bienestar» ni poderes públicos. Estos señoritos han sido los verdaderos jefes de la barraca. Ni en esos años, ni nunca, han dejado de llenar sus arcas. Ahora tenemos una oportunidad para empezar a cambiar nuestra situación. La próxima huelga no tiene que ser un objetivo sino el comienzo de una pelea en Euskal Herria, que nos lleve a un nuevo modelo económico y social. Las jóvenes tenemos que ser la chispa para demostrar que realmente apostamos por el cambio. Ya es hora de que algunos empiecen a ver peligrar su barraca.

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