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Maite Ciganda San Martin Responsable de Organización de la Asociación Hegoak

Drogas y Reducción de Riesgos y Daños

Las personas usuarias de drogas no son una población homogénea, por lo que las intervenciones deben ser afinadas en función del sujeto, género o grupo al que se dirija la acción

En Nafarroa la Asociación Hegoak es la que aplica una política preventiva en materia de drogas. La asociación, que este año cumple 15 años, lleva nueve aplicando la reducción de riesgos y daños a lo largo de toda la geografía navarra y también en otras comunidades autónomas colaborando con actividades puntuales.

Esta política surge en Europa con el objetivo de dar respuesta a las necesidades que en materia de drogas se habían detectado. Bajo la sospecha de que la estrategia hasta entonces seguida no daba frutos, y a fin de buscar soluciones al problema de la infección por VIH entre personas usuarias de sustancias por vía parenteral, se acuñó en Inglaterra el término de «reducción de daños», y empezó a utilizarse a finales de 1980.

Durante mucho tiempo la sociedad y, en consecuencia, las políticas sociales han puesto gran empeño en atajar el grave problema de las drogodependencias e intentar por medio de mensajes alarmistas prohibir el consumo de algunas sustancias. Pero todavía quedaba una pregunta sin respuesta: Y las personas que no estando en una situación de dependencia se relacionan con alguna sustancia, para ellas, ¿qué recursos tenemos?

Vemos que en nuestro entorno hay personas que consumen alcohol, y no por ello son alcohólicas. En la relación con las sustancias existen quienes deciden no relacionarse con ellas, es decir, no consumir. También se hacen usos no problemáticos, abusos puntuales, usos problemáticos (derivados de un reiterado abuso, de las propias características de la persona o actitudes que adopta...) y finalmente se pueden desarrollar drogodependencias que a su vez se distinguen entre dependencias físicas, psicológicas o funcionales. La drogodependencia afecta a un número muy reducido de personas consumidoras, (se mueve en unos parámetros similares al número de personas que nos creamos dependencia a internet, móvil, play station, etcétera) y se manifiesta de forma diferente con respecto a cada sustancia. Por todo ello nace la Reducción de Riesgos y Daños, para atender las necesidades de todas las personas en general, no poniendo el énfasis en la sustancia o el consumo, sino en la persona y en sus capacidades para hacer frente a situaciones cotidianas como la de decidir si se quiere o no consumir una sustancia.

Por lo tanto, esta política asume la prevención como promoción de prácticas de autocuidado (promoción de la salud) y el cultivo de las potencialidades de la persona. De esta forma, es la propia persona la que se marca sus objetivos, la que decide qué relación quiere tener con las sustancias (abstinencia, uso puntual...) y, por tanto, estará preparada para conducir su vida e integrar en la misma lo que ella crea conveniente y con los riesgos que esté dispuesta a asumir.

Confianza y respeto van de la mano en la política de la reducción de riesgos y daños. Confianza en que las personas no tenemos conductas autodestructivas, aunque lo pueda parecer por los mensajes alarmistas que nos llegan a diario. Sabemos que si hace frío, es mejor abrigarse, y lo hacemos, porque tenemos una educación, capacidades, habilidades para ponerlo en marcha... Es decir, nos desarrollamos para adquirir responsabilidades que empezamos a practicar en la adolescencia-juventud. Si somos responsables para abrigarnos cuando hace frío, ¿cómo no vamos a serlo con nuestros consumos?

Respeto a la persona que decide en base a lo que ha valorado. A veces decidimos por los demás, pensando que no son capaces de hacerlo por ellos mismos, sin darnos cuenta que si son capaces de decidir, lo serán en todo momento, incluso en el momento de la abstinencia.

Por tanto, el consumo de drogas es un fenómeno complejo y en el que participan muchas causas, que incluye distintos tipos de relación con las sustancias. Las personas usuarias de drogas no son una población homogénea, por lo que las intervenciones deben ser afinadas en función del sujeto, género o grupo al que se dirija la acción. En este sentido ha de tenerse en cuenta que el potencial riesgo derivado del consumo de drogas depende de algunos factores, siendo los principales los relacionados con la persona (habilidades, responsabilidades, capacidades...) que es la que finalmente decide.

Bajo la teoría de la Reducción de Riesgos y Daños se responsabiliza a la persona de sus decisiones, y se aportan herramientas para que estas decisiones sean al menos tomadas tras una reflexión y un debate previo en relación a los riesgos que se asumen y los daños que se encuentran cuando decidimos relacionarnos con una sustancia.

La droga ya no es un monstruo que con sólo tocarnos desequilibra a la persona y la engancha, sino que es la persona la que decide.

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