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Elecciones al Parlamento europeo

La agonía de Brown y la alta abstención holandesa marcan el arranque electoral europeo

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GARA | LONDRES

Europa ha quedado totalmente olvidada por el escándalo parlamentario y la crisis del Gobier- no laborista en las elecciones celebradas ayer en Gran Bretaña, donde adquirieron tinte de referendo sobre la continuidad del primer ministro, Gordon Brown.

Si en muchos estados de la UE en estas elecciones se dirimen sobre todo asuntos internos, en Gran Bretaña, donde Europa sigue siendo ese trozo de tierra más allá del canal de La Mancha, la actitud es aún más extrema.

A nadie parece interesarle a la hora de ir a votar que el Partido Liberal Demócrata sea el más proeuropeo de todos los que se presentan, el poco entusiasmo por Bruselas del primer ministro, Gordon Brown, o la decisión de los «tories» de abandonar el Partido Popular Europeo para formar una nueva y extraña alianza de euroescépticos.

Los resultados de las elecciones de ayer, que no se conocerán hasta la noche del domingo y que se perfilan como los peores de su historia para el laborismo -podría quedar en cuarto lugar con un 16% de los votos-, poco tendrán que ver seguramente con la apreciación de los votantes de la política europea de los partidos británicos en liza, sino que habrá que interpretarlos, sobre todo, en clave interna.

Los medios han ignorado prácticamente a Europa y se han ocupado exclusivamente de las diarias revelaciones del «Daily Telegraph» sobre el abuso del sistema de gastos parlamentarios por parte de los diputados de todos los grupos y, en los últimos días, de las operaciones de acoso y derribo contra Brown.

¿Sobrevivirá Brown a las elecciones europeas y parciales inglesas de hoy -por ayer-?, se preguntaban los periódicos, que daban detalles sobre las maniobras en marcha por parte de un grupo de diputados laboristas para forzar la dimisión de su líder antes de que los conduzca a un nuevo descalabro en las próximas generales.

El Gobierno de Gordon Brown se tambalea tras la renuncia de dos ministras -Jaqui Smith (Interior) y Hazel Blears (Comunidades)- justo cuando necesitaba mayor unidad.

El primer ministro, que votó ya antes por correo, se encerró ayer en su despacho, donde trataba desesperadamente de preparar un reajuste ministerial previsto para después de que se conozcan los resultados electorales. No lo tiene fácil tras el aldabonazo que supuso el abandono de las dos ministras, tocadas ambas por el escándalo de los gastos parlamentarios.

Mientras, un grupo de diputados laboristas ha hecho circular un correo electrónico en el que se agradece a Brown los servicios prestados y se le dice que el mejor favor que podría hacer ahora a su partido es dimitir cuanto antes. Una petición que podrían hacer hoy pública si los pronósticos se cumplen, ya que hoy se conocerán los resultados de las elecciones locales en zonas rurales de Gran Bretaña, donde los laboristas tampoco han puesto grandes esperanzas.

Quienes conocen bien al primer ministro afirman que tratará de contrarrestar esas maniobras con un drástico reajuste ministerial que le permita deshacerse de los políticos más tocados por el escándalo de las dietas y aguantar lo que le resta de legislatura.

Sea como fuere, ese escándalo parlamentario sólo puede favorecer electoralmente a los pequeños partidos, como indicaba el último sondeo sobre intención de voto.

Fuerte abstención y empuje de la extrema derecha en Holanda

El maratón electoral europeo arrancó en Gran Bretaña y Holanda, y en este último país las votaciones de ayer se caracterizaron por una muy fuerte abstención, de en torno al 40% (39,1%, en 2004), y el empuje de la extrema derecha, que le situaría como segunda fuerza política, un fenómeno que podría repetirse a escala en todo el continente europeo.

El Partido por la Libertad (PVV) del polémico diputado Geert Wilders, representante de las ideas más antieuropeas en el país, habría obtenido el 15,3% de los votos, lo que le permite irrumpir en el Parlamento Europeo con cuatro escaños. El PVV, que ha participado por primera vez en las elecciones europeas, se opone a la entrada de Turquía en la Unión Europea y denuncia la «islamización catastrófica» de Europa. Su cabeza de lista era Barry Madlener, un diputado de 40 años desconocido para la opinión pública.

Por delante del PVV se situó el partido cristianodemócrata CDA del primer ministro, Jan Peter Balnenende, que logró el 19,6% de los sufragios, frente al 24,4% que consiguió en 2004, según una actualización de los sondeos publicados al cierre de los colegios. Su aliado en el Gobierno, el laborista PvdA, sufrió una importante derrota al obtener sólo un 13,9% de los votos, 9,7 puntos menos que en 2004. El tercer miembro de la coalición, el pequeño partido cristiano ChristenUnie, mantuvo su 6,5%.

Holanda tenía previsto difundir ayer los resultados de las elecciones, haciendo caso omiso al embargo decretado por la UE hasta el domingo. Bruselas no descartaba incoar un procedimiento de infracción contra los Países Bajos en caso de hacerlo.

GARA

Irlanda y chequia

Irlandeses y checos serán los siguientes en acudir hoy a las urnas para elegir a sus representantes en el Parlamento Europeo, después de que Gran Bretaña y Países Bajos dieran ayer el pistoletazo de salida a estas elecciones, en las que se elegirán un total de 736 eurodiputados.

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