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«Al construir el nuevo barrio no se pensó en los futuros vecinos»

 

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Luis Bilbao Larrondo
Historiador

Este historiador, licenciado por la Universidad de Deusto, desmenuza en su libro sobre el origen del bilbaino barrio de Otxarkoaga la relevancia de un proyecto para paliar el déficit de vivienda en una ciudad con 290.000 habitantes, donde miles de trabajadores buscaban un techo donde cobijarse.

A. G. |

Las 3.672 viviendas que se construyeron entre 1959 y 1964 para albergar a 18.600 personas en el Poblado Dirigido de Otxarkoaga supusieron un hito en el desarrollo urbano de Bilbo, aunque el proyecto obvió a los verdaderos protagonistas, sus futuros vecinos, que padecieron durante décadas las consecuencias de una nefasta planificación. Otxarkoaga fue un laboratorio de experiencias arquitectónicas.

¿Qué supuso la construcción del polígono de Otxarkoaga?

Una ruptura con la manera de edificar. Hasta entonces se edificaba en el Ensanche completando una trama sin acabar, y con Otxarkoaga se empezó a edificar una nueva ciudad. En forma de polígono, en la periferia de la trama urbana, con edificaciones en abierto, buscando aireación y soleamiento; en altura, se pasó de los bloques de cinco alturas a las torres de quince alturas. Era algo innovador y un antecedente a lo que vendría después. La idea de las autoridades era realizar más poblados dirigidos en otras zonas de Bizkaia.

¿Fue verdaderamente un laboratorio de arquitectura?

A partir de Otxarkoaga se edificarían otros polígonos de viviendas no sólo en Bilbao, en Txurdinaga o en Begoña, sino en otros puntos del área metropolitana: en Basauri, Cruces, Portugalete, Santurtzi o Muskiz. Fue un laboratorio porque se emplearían sistemas de prefabricación pesada de viviendas de origen francés, de nombre Fiorio, en algún bloque, con la idea de ver sus posibilidades y si era factible para ser utilizados en otros polígonos. La prefabricación era construir como un mecano: hechas las piezas en una fábrica luego se montaba la vivienda. Se suponía que daba mayor rapidez constructiva y salía más económico.

¿Hay casos similares en otros puntos de la geografía vasca?

Además de todos los polígonos en el área metropolitana de Bilbao, en aquellos años cualquier gran actuación desde el Ministerio español de Vivienda la hacían a través de los polígonos de viviendas y la llamada Gerencia de Urbanismo. Creo que se realizaron en otras ciudades vascas como Gasteiz, Iruñea y Donostia, pero no sé exactamente en cuáles ni cuántas fueron. Apenas hay nada escrito.

¿Cómo eran las viviendas?

La tipología se repetiría una y otra vez, porque a través del Plan de Urgencia Social de Bizkaia y del Plan Nacional de la Vivienda de 1961 se promovieron las viviendas sociales de 40 a 60 m2 con un planteamiento de pieza única: salón-comedor-estar, tres dormitorios, cocina, aseo y solana, que hacia las veces de tendedero de ropa. Era debido a que la familia media era de cinco miembros.

¿Cuál es la razón?

La tendencia de los arquitectos era la copia formal de modelos nórdicos y anglosajones. Lo que se buscaba con la política de Poblados Dirigidos era obtener el máximo provecho del espacio empleando la menor cantidad de materiales posibles y de apenas calidad. Lo más común de la época era construir el edificio y urbanizar después, con los consiguientes problemas que conllevaba.

¿La tipología de vivienda se repitió en otros lugares?

Fue un fracaso. Por la rapidez constructiva -en un año 3.672 viviendas-, no eran el modelo más adecuado para un clima con tantas inclemencias como el nuestro, el empleo de materiales de escasa calidad, el no haber hecho una explanación y urbanizado antes de construir; fue un despropósito urbanístico, constructivo y arquitectónico. Al no haber realizado una explanación, los edificios se colocaron sobre el terreno y dada la difícil orografía de este barrio, se contempla lleno de escaleras de gran pendiente, dificultades de accesos y de movilidad.

Al hacerse a toda prisa, en los tabiques -que llevan una cámara de aire que hace las veces de aislante- quedaron cascotes y otros desperdicios que los inutilizaron y así tuvieron problemas terribles con las humedades. Sus vecinos contrajeron enfermedades de todo tipo.

¿Los años han demostrado la idoneidad o no del modelo?

Aisló física y socialmente a una población inicial de 20.000 bilbainos. Estando a casi 3 kilómetros del centro urbano y sin apenas medios de transporte y aparcamientos, se promovió la utilización masiva del coche. Las plantas bajas de una gran cantidad de estos edificios quedarían inutilizadas por las humedades, siendo abandonadas. Las estancias de los pisos, con excepción de los dormitorios que sí estaban separados, no lo estaban. La planta constaba de una pieza única y el usuario, para hacerse con ese sentido de la propiedad de la vivienda, tuvo que levantar por su cuenta tabiques de separación entre las diferentes estancias. Esto provocó un choque de mentalidades: rural versus urbana.

Fueron algunas de las consecuencias de haber construido a toda prisa, dada la necesidad imperante, y de descuidar aspectos constructivos y formales trascendentales de cara al futuro. Además, nunca se tuvo en cuenta al futuro usuario.

¿Le atribuye algo positivo?

Sí. Resolvió el problema de la vivienda a esos bilbainos en un momento de precariedad absoluta, pero hay que preguntarse a qué precio. De hecho, si no hubiese sido un desastre urbanístico y no hubiese habido una dejación municipal, no hubiese nacido una iniciativa vecinal y popular como la Asociación de Familias de Otxarkoaga (AFO) como verdadera conciencia de la ciudad. Por cierto, la más antigua de Bilbao y motor del movimiento ciudadano en la villa.

Otro detalle: en Madrid varios de esos poblados dirigidos fueron construidos pero con una limitación en el tiempo. De hecho, fueron destruidos años después y vuelto a erigir otro poblado con viviendas en mejores condiciones. Una cuestión que en Otxarkoaga se debió de haber realizado.

 

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