No se cumplieron los pronósticos y, finalmente, será la coalición del 14 de Marzo, actualmente en el Gobierno, la que man- tenga el poder en Líbano después de las elecciones celebradas el domingo. Y lo hará de forma holgada, ya que frente a las previsiones que auguraban una victoria por la mínima, los prooccidentales, con 71 de los 128 esca- ños, se impusieron por una holgada diferencia a la oposición del 8 de Marzo.

En un país en el que el sistema electoral, que divide las circunscripciones por confesiones religiosas, permitía conocer casi con seguridad los resultados de las zonas suníes y chiíes, el triunfo del 14 se debe a la aplastante victoria de Falange y Fuerzas Libanesas sobre la Corriente Patriótica Libre en los feudos cristianos maronitas. Las primeras previsiones desataron las celebraciones en zonas como la plaza Sessine, donde se congregaron simpatizantes del 14 de Marzo, en especial desde que la oposición se apresuró a reconocer su derrota incluso antes de que los resultados se hiciesen oficiales.

Ahora queda por saber cuál será la actitud de la nueva mayoría, si mantiene la mano tendida hacia la coalición liderada por Hizbulah y apuesta por un Ejecutivo de unidad o si fuerza una Administración monocolor que podría agravar el difícil equilibrio político en el país.

«Durante todas las elecciones se han escuchado voces desde la oposición que reclamaban su participación en el Gobierno», señalaba ayer Joe Toutoujni, uno de los responsables de la Falange. «Nosotros sólo aceptaremos su presencia en el Ejecutivo en caso de que no se mantenga el derecho a veto que mantienen actualmente». En realidad, la última palabra sobre esta cuestión la tendrá el candidato del Movimiento Futuro, el suní Saad Hariri, quien se ha venido mostrando reacio a incorporar al Ejecutivo a los miembros de la oposición. «No está claro qué va a ocurrir. Aunque si el 14 acepta la presencia del 8 en el Gobierno será para frenar su labor de oposición. De todos modos, la minoría va a salir debilitada», lamentó Antoun Khouli, de la Corriente Patriótica Libre del general Michel Aoun, uno de los grupos más castigados en los comicios. No obstante, otros dirigentes ligados a la mayoría, como el druso Walid Jumblatt, mantienen las puertas abiertas a la colaboración con Hizbulah y sus aliados. La elección del jefe del Parlamento, puesto que debe de ocupar un chií y que tendrá lugar antes de la configuración del Gobierno, será la prueba que calibre el entendimiento entre las dos corrientes libanesas.

«La clave de estas elecciones ha sido el dinero», lamentó tras conocer los resultados de las elecciones un dirigente del Partido Social Nacionalista Sirio. «Tanto en el país, que ha servido para comprar votos, como el llegado desde el extranjero para apoyar una opción política», dijo.