A pesar de que exista una mínima posibilidad de mantenerse en Segunda, el Consejo de Administración del Deportivo Alavés ha dado como consumado el descenso a Segunda y ya ha activado el plan B, el que tenía previsto en caso de que se consumara la tragedia. Pese a las dudas, los quebraderos de cabeza y las pocas alegrías recibidas, Fernando Ortiz de Zarate tiene decidido seguir al frente de la entidad albiazul y para ello deberá de llevar a cabo una complicada hoja de ruta.

Tras asumir su parte en este fracaso, -especialmente se achacan la elección de la parcela deportiva- el próximo paso a dar por el Consejo es el de llegar a un acuerdo con la Diputación provincial, no ya sólo para firmar el acuerdo concursal, donde el voto del ente foral es decisivo, sino para acordar algún tipo de subvención y cerrar definitivamente temas como la venta de la parcela de Izarra.

Si se consigue salvar el principal escollo que existe ahora mismo para la continuidad del club, existe la seguridad de que el club podrá hacer frente a los pagos que tiene que realizar el 30 de junio, con lo que desaparece el riesgo de descenso administrativo, el siguiente paso a dar es el de la presentación de un expediente de regulación de empleo que afectará no sólo al personal no deportivo del club, sino a todos aquellos futbolistas que, teniendo contrato en regla, no acepten abandonar el club.

Seguirán no más de cinco

Ahora mismo existen tres grandes bloques de jugadores dentro de la plantilla albiazul. Aquellos cuyos contratos terminan este mes de junio no seguirán en el club, lo mismo que otra serie de futbolistas que, a pesar de tener vinculación con la entidad albiazul, no entran en los planes deportivos del Consejo, de los que se salvarían no más de cinco jugadores con los que sí se cuenta, siempre que no lleguen ofertas tentadoras por ellos.

Con estos jugadores que sigan y los que se puedan llegar a contratar con el dinero que llegue en forma de abonos de cara a la próxima temporada y la ampliación de capital que ya está en marcha, los rectores tienen previsto seguir adelante con el reto de conformar un plantel competitivo que pueda devolverlos a una categoría en la que sólo los demasiado optimistas creen se puede conservar.