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Fede de los Ríos

Sacudir el velo resulta insuficiente

No son inmigrantes los que han provocado la crisis, sino los responsables de su deslocalización. Los ingenieros de una civilización basada en una economía cuyo único fin es el beneficio privado de unos pocos a costa de la colectivización de la miseria de los más

Decía el viejo Marx que cuando todo lo sólido se desvanece en el aire y cuando los ropajes de lo sagrado dejan ver sus interioridades mostrándonos la falsedad de sus cimientos, el ser humano se enfrenta, de manera fría, a la realidad de sus condiciones de vida y a la de las personas con las que se relaciona. Caído el velo, la situación social real es des-velada mostrando la causa del malestar social. Pelín optimista el viejo Marx. Claro que entonces para escuchar el engaño uno debía estar cerca de algún púlpito y ahora es el engaño lo que nos constituye como pacíficos ciudadanos.

Cuando no existe nada que desvelar, la corrupción se muestra diáfana y su nauseabundo olor invade las pituitarias, el Papi Berlusconi es el político más votado en las últimas elecciones europeas. Un poco más cerca, en la cuna de la paella, lo es el político fallero mejor trajeado; mientras, en la capital del Reino, la condesa más soberbia y desagradable que ha dado la nueva aristocracia recibe el favor de los ciudadanos.

Casi cinco millones de individuos son condenados a paro al tiempo que por dos sujetos, uno con nombre de excremento y otro de seguidor de un crucificado, cuya virtud es dar patadas a un objeto esférico y vacío, se van a pagar 55 y 94 millones de euros respectivamente. Así parados y precarios podrán babear frente al televisor cada semana sin preguntarse de dónde sale el dinero para pagar las nuevas vedettes.

Hoy mismo en el Cerro de los Ángeles, centro geográfico de la península ibérica, junto al monumento construido por Pedro Muguruza Otaño, un vasco bueno y arquitecto de cabecera de Francisco Franco, Antonio María Rouco Varela ha convocado a su grey. Decenas de obispos y miles de fieles dan bramidos contra la despenalización del aborto y en defensa de la sacrosanta y patriarcal familia. Hoy ha fallecido la vigesimosexta mujer en lo que va de año a manos de su esposo y patriarca. Y los purpurados callan como putas.

Convocada la huelga general contra las políticas neoliberales del Gobierno, corre el coro de castrati a entonar la vieja y manida canción nacionalsindicalista del apoliticismo de los trabajadores.

Desvelar, decía el viejo Marx. Difícil, cuando la pandemia de una ceguera casi genética afecta a una parte, no pequeña, de los humillados. La genuflexión prolongada anquilosa las corvas de los arrodillados durante tantos años ante dioses, amos y burócratas.

De la mano de las crisis económicas viene la oportunidad de los explotados para acabar con un sistema que las provoca pero también el peligro del fascismo (premoderno o postmoderno, tanto da). Y esos brotes verdes de los que algunos cínicos hablan tienen ya un tono más que amarillo, parduzco.

No son inmigrantes los que han provocado la crisis, sino los responsables de su deslocalización. Los ingenieros de una civilización basada en una economía cuyo único fin es el beneficio privado de unos pocos a costa de la colectivización de la miseria de los más. Quizás haya que mover un poquito el culo y dejar de tragar tanta mierda. Dejemos la coprofagia a los coprófilos.

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