El arroz une a diferentes culturas frente a los prejuicios
La Plaza Corazón de María, en el bilbaino barrio de San Francisco, acogió ayer a los cerca de 3.000 participantes en la sexta edición de la fiesta intercultural y reivindicativa Arroces del Mundo, batiendo las previsiones de la organización, la Coordinadora de Grupos de Bilbao La Vieja, San Francisco y Zabala.
Agustín GOIKOETXEA
Caballetes y tableros improvisaron un amplio comedor donde alrededor de 3.000 comensales degustaron los distintos platos con una base común: el arroz, un cereal, alimento básico en muchas culturas del mundo. Desde primera hora de la mañana, decenas de participantes fueron cogiendo posiciones y desplegando sus habilidades culinarias, en ocasiones desconocidas para los más próximos, que no ocultaban su sorpresa.
Mientras que cada cuadrilla se esmeraba en el corte de los distintos ingredientes que iban a mezclar con el arroz en la paellera o en cazuelas de dimensiones considerables, los más pequeños disfrutaron de los talleres para tenerles entretenidos y para amenizar la espera. Al mediodía, diferentes aromas fueron adueñándose de la plaza y despertando el hambre de los presentes, que lo mitigaron gracias a los socorridos hamaiketakos mientras se ultimaban los 78 arroces que se presentaron al jurado, encargado de determinar cuál era el plato merecedor del galardón al mejor arroz del mundo. El primer premio fue para Askabide, seguido de Atxuri y Sanfran Korue.
Antes, los sones de la samba-reggae de Sambaskao y la música de los uruguayos de Kandombiando animaron la kalejira, a la que asistieron cerca de 2.000 personas, mientras otros se mantenían a pie de la paellera para ultimar su plato. También se preparó, con ayuda de voluntarios, arroz para otros 300 comensales, al margen de los 2.300 inscritos. Tras la animada comida, llegaron las danzas y las intervenciones músicales con ritmos árabes, brasileños, jazz-blues y de flamenco.
Con Arroces del Mundo, el movimiento ciudadano de San Francisco, Bilbao La Vieja y Zabala quiso «visualizar la riqueza que aporta la interrelación entre las diversas personas y culturas», además de denunciar la «situación de abandono de los barrios y sus habitantes». «Esta jornada ofrece una buena oportunidad para poner en cuestión cantidad de estereotipos y prejuicios personales y sociales y posibilitar actitudes a favor de la integración social del diferente y de una convivencia normalizada», manifestaron los vecinos de este centro histórico de la capital vizcaina.