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Reacciones tras el atentado de ETA

Patxi López insiste en la vía policial para poner fin a ETA

Patxi López apeló a «la contundencia del Estado de Derecho» y «la fuerza de la ley» como instrumentos para acabar con ETA, lo hizo el día después de que la organización armada matara al jefe del grupo de seguimientos de la Policía española en Bizkaia y al finalizar la manifestación que en Bilbo reunió a miles de personas. Ante la viuda del inspector abrazada a una bandera rojigualda, el lehendakari insistió en que Eduardo Puelles «era uno de los nuestros».

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Agustín GOIKOETXEA | BILBO

En las escalinatas del ayuntamiento de Bilbo, poco después de finalizar la marcha en rechazo al último atentado de ETA, el lehendakari, Patxi López, insistió en repetir mensajes del pasado para combatir a ETA y palabras de alabanza para quienes desarrollan esta labor desde hace medio siglo. «Gracias a él y a otros muchos como él, gracias a los miembros de la Ertzaintza, de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, los vascos y las vascas vamos arrancando, trozo a trozo, con desgarro y sufrimiento, la mordaza de nuestra libertad», afirmó.

Fue parte de la alocución del inquilino de Ajuria Enea a la conclusión de una nueva marcha contra ETA, está vez el día después de que la organización armada vasca acabara con la vida de Eduardo Puelles, jefe del Grupo de Vigilancias Especiales de la Policía española en Bilbo.

En la movilización participaron miles de personas -la Policía Municipal las cifró en 25.000- detrás de una pancarta sostenida por varios familiares de víctimas de ETA y portavoces de los diferentes sindicatos de las FSE; en segunda línea caminaron representantes institucionales como el propio lehendakari y los componentes de su Ejecutivo; la presidenta del Parlamento de Gasteiz, Arantza Quiroga, y del Senado español, Javier Rojo; la vicepresidenta primera del Gobierno de Rodríguez Zapatero, María Teresa Fernández de la Vega, y el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

En la nómina de dirigentes políticos e institucionales se encontraba también una amplia representación del PP, con el presidente en la CAV al frente, Antonio Basagoiti; y del PNV como Iñigo Urkullu, Belén Greaves o Andoni Ortuzar, así como los diputado generales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa; el presidente de Eudel, Jokin Bildarratz; o el alcalde de Bilbo, Iñaki Azkuna. Por Eusko Alkartasuna asistió Rafa Larreina; Aintzane Ezenarro por Aralar; y Cayo Lara y Mikel Arana por Izquierda Unida.

La marcha, que se inició en el Sagrado Corazón y discurrió por la Gran Vía, concluyó ante el ayuntamiento con las palabras del lehendakari y la viuda de Puelles. Francisca Hernández, abrazada a la bandera española que había cubierto el féretro de su esposo y acompañada por sus dos hijos, se dirigió a quienes cometieron la acción para advertirles que «lo único que han conseguido es dejar dos huérfanos y una viuda; no van a conseguir nada más porque, gracias a Dios, hay mucha gente como mi marido y no van a poder con ellos; cada día van a salir más y más».

Antes de abrazarse a López y a otros políticos, Hernández, que comentó que «Euskadi está bien en España», apostilló que los autores del atentado «son asesinos, no son políticos, no son presos políticos, eso es mentira. Que no vengan las familias pidiendo dinero para ir a verlos (a las cárceles) porque son presos políticos. No, es mentira, son asesinos». Sus palabras alimentaron los «vivas» a la Guardia Civil y los gritos de «a por ellos» entre aplausos.

Antes intervino Patxi López, que inició su discurso con unas palabras en euskara que luego desde Lehendakaritza calificaron de «poema propio». Esgrimió en su discurso otra idea repetida desde el día de su elección, la de no «ceder ni un solo milímetro a los propagadores de la violencia, a los silencios cómplices, a los que quieren acabar con nuestros más elementales derechos, a los liberticidas, a los que amparan el asesinato, a las almas cargadas de odio, a los chivatos del fascismo».

«Hoy asumimos -subrayó más adelante- nuestra propia responsabilidad colectiva como país y decimos que se acabó la impunidad, se acabó la arrogancia de quienes utilizan el argumento del amparo velado de la capucha». También se mostró dispuesto «a abrir el tiempo en el que nadie tenga que ocultar que es ertzaina o policía a sus vecinos; en el que nadie tenga que callar sus opiniones por miedo; en el que nadie tenga que bajar la voz para decir lo que piensa, por temor a que le escuchen».

Tras decir a ETA «que ya han perdido», animó a la unidad en la lucha contra la organización armada «porque para los demócratas es más importante lo que nos une que lo que nos separa».

Despliegue

Un amplio despliegue policial vigiló el desarrollo de la manifestación. La Policía Municipal de Bilbo selló los contenedores de basuras y las papeleras por donde iba a discurrir la marcha.

Ultraderechistas

Un grupo de ultraderechistas marchó por la Gran Vía portando banderas españolas y con una pancarta con un lema diferente al de la movilización convocada por López; nadie les invitó a abandonarla.

Retransmisión

ETB-2 emitió en directo la manifestación, en paralelo a una tertulia con periodistas. Al mediodía, conectó en directo con las concentraciones de protesta. Las emisoras de EITB efectuaron una amplia cobertura.

Los príncipes españoles asistieron al funeral

La Casa Real española, en las personas de los príncipes Felipe de Borbón y Letizia Ortiz, arroparon a la familia de Eduardo Puelles y a sus compañeros de la Policía asistiendo al funeral que ayer al mediodía se celebró en la iglesia de San José, en Bilbo, a escasos metros de la Subdelegación del Gobierno español en Bizkaia. Al igual que en la manifestación de la tarde, en el templo hubo una amplia representación institucional y política, encabezada por el lehendakari Patxi López y la vicepresidenta primera del Ejecutivo español, María Teresa Fernández de la Vega, y el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

En la homilía, el obispo de Bilbo, Ricardo Blázquez, señaló que «debemos decir todos un no rotundo e inequívoco al terrorismo, con la cabeza y el corazón, en la conciencia y en la calle, personalmente cada persona y unidos como ciudadanos». El prelado dijo que «cada víctima mortal del terrorismo es un clamor que exige, con la fuerza de la sangre injustamente vertida, respeto a la vida y libertad para todos. La memoria de las víctimas es un recordatorio permanente para que la sociedad continúe rechazando enérgicamente la violencia y desenmascarando sus propósitos». Por ello, abogó por «deslegitimar en todos los aspectos el terrorismo».

Blázquez pidió a la sociedad que continúe «con paso firme en el camino que conduzca a la desaparición de ETA, que tanto daño nos ha causado. Apoyamos a las autoridades en el recorrido, siempre difícil y a veces muy doloroso, hasta alcanzar plenamente una convivencia libre y segura para todos». Además, expresó a los compañeros de Eduardo Puelles y a los miembros de las FSE «nuestro apoyo y gratitud por la protección de nuestra libertad y convivencia, corriendo ellos en ocasiones serios riesgos para su vida».

Una hora antes de la ceremonia religiosa en Bilbo, tenían lugar concentraciones de repulsa por la muerte del policía. Fue en Arrigorriaga, lugar del atentado y donde vivía Puelles, donde se concentraron los principales representantes políticos, acompañados de decenas de personas. Durante la protesta, celebrada frente al ayuntamiento, tres agentes de la Ertzaintza retiraron de las antiguas escuelas una fotografía de un preso político de la localidad, hecho que fue ovacionado por los asistentes.

En las escalinatas del Consistorio bilbaino se concentraron también varios cientos de personas, entre ellos muchos concejales, los consejeros de Sanidad, Rafael Bengoa, y de Economía, Carlos Aguirre, y el presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Fernando Ruiz Piñeiro.

En Gasteiz, varios cientos participaron en la concentración en la Plaza Nueva. En Donostia también se reunieron varios centenares de personas en los jardines de Alderdi Eder, encabezados por el diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, y el alcalde, Odón Elorza.

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