Concluyó el congreso de Eusko Alkartasuna, eligieron a su nueva dirección, definieron su estrategia política y ya les han salido pretendientes a dirigir su partido... desde fuera.

Ayer en «Deia», allí donde el partido que fundó Carlos Garaikoetxea ha merecido poca atención y reducido espacio, les señalaban el camino a seguir. O mejor dicho, el camino que EA no debiera seguir. Así que no sólo les dan poco espacio, sino que además lo utilizan para darles estopa.

En todo caso, como ya se sabe que del enemigo, el consejo, es posible que el editorialista obtenga el resultado contrario al que desea.

Según el escribiente de «Deia» «reveses políticos como la debacle de las últimas elecciones autonómicas o la escisión de una parte del partido en Gipuzkoa no se arreglan únicamente con un cambio de caras. Máxime si esa renovación en las personas no lleva añadido un ejercicio de profunda autocrítica y de revisión de las posiciones mantenidas hasta el momento». Dicho en román paladino, el de «Deia» les pide que vuelvan a votar al PNV y se dejen de una vez por todas de absurdas ideologías.

Y si no estaba claro el mensaje, lean lo que sigue: «la atracción ejercida por eso que se denomina polo soberanista, en forma de cantos de sirena lanzados desde la izquierda abertzale oficial, no debería hacer perder a EA la perspectiva de cual ha sido la aspiración histórica de ese mundo: absorber al nacionalismo vasco institucional para anularlo y sustituirlo allí donde opere y arrastrarlo a dinámicas de ruptura abrupta con el marco actual». O sea, que nada de aventuras y vuelta a la casa del padre. Es demasiado evidente, ¿no les parece?

Pero si aún no lo vieran claro, el párrafo que sigue es apabullante: «Si a eso añadimos la más que dudosa voluntad de la izquierda radical de romper con la dinámica de la violencia, cabría preguntarse si no es más contra natura este tipo de alianzas que otras que desde la dirección de EA se lanzan a modo de puñales argumentales a otros partidos abertzales como el PNV». Ahí esta el meollo del asunto. Parece que los de Alkarbidea son pocos para «Deia» y aspiran a absorber a todos.