Las peticiones de ilegalización contra Iniciativa Internacionalista- Solidaridad entre los Pueblos cogen fuerza de nuevo. La nueva excusa, un artículo de opinión de Alfonso Sastre. Sorprendentemente, los «constitucionalistas» que no obvian la reciente sentencia del Tribunal Constitucional español al respecto hablan directamente contra ella. Después de cientos de ilegalizaciones, a estas alturas estas nuevas peticiones suenan como el tradicional doctor que siempre receta el mismo medicamento para todo tipo de síntomas.

El problema, sin embargo, es de raíz. No proviene sólo de una nefasta terapia basada en «jarabe de palo», sino que parte de un diagnóstico completamente erróneo. No es posible solucionar un conflicto político si no se acepta que existe tal conflicto.

Todas las personas que piden esta ilegalización establecen el objetivo de la «desaparición» de todo tipo de expresiones -culturales, políticas, sociales- de una parte de la sociedad vasca. Sin embargo, una y otra vez esa realidad reaparece y muestra una vitalidad que niega lo plausible de ese objetivo. Mejor harían, por lo tanto, en cambiar de diagnóstico y objetivos y acometer de una vez por todas la única receta que puede dar solución a todos los síntomas: un proceso de resolución inclusivo e incluyente que busque un acuerdo político entre todos.