La detención ayer en Gipuzkoa de tres jóvenes acusados de pertenecer a ETA ha generado gran cantidad de afirmaciones y filtraciones policiales que, en su conjunto, muestran versiones totalmente contradictorias sobre los detenidos y sus posibles actividades. Al calificar las detenciones de «pre- ventivas» se abría la puerta a todo tipo de elucubraciones que no tardaron en saltar a los medios de comunicación a través de las habituales «fuentes policiales». En definitiva, las contradicciones en este terreno muestran la utilización propagandística que se realiza de cada arresto.

Las personas detenidas pasan de ser dirigentes de ETA a meros «correos» o viceversa en base a los intereses políticos del momento. Durante semanas, meses o incluso años un solo nombre o apodo se convierte en la clave que explica a la opinión pública todo lo que ocurre en ETA. Se simplifica así la realidad de una organización que este año cumple 50 años de existencia. La propaganda sirve para dar «batallas psicológicas», pero no sirve para entender mejor realidades complejas como es el conflicto vasco. Quizá lo primero sea «labor policial», pero no debe ser el fundamento de la política.