«Voy a cumplir mi mandato hasta el 27 de enero de 2010. Voy a entregar el mandato a un nuevo presidente, pero de un país y una democracia con reformas, con un proceso de participación activa», afirmó en entrevista a Telesur el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, tras el fallido golpe de Estado.

Zelaya, que responde así a los que le acusan de querer perpetuarse en el poder, recordó que fue el apoyo de la comunidad internacional a su Gobierno, así como del pueblo hondureño, lo que logró contrarrestar la amenaza. Añadió que el material para la encuesta popular, que se llevará a cabo hoy, ya está siendo repartido y ésta transcurrirá tal como se había planeado.

Para ello, el Gobierno ha habilitado los centros educativos del país como colegios electorales.

El Ejecutivo pretende con esta consulta avalar un referéndum sobre una Asamblea Constituyente que coincidiría con las elecciones generales del 29 de noviembre. «¿Cómo va a ser anticonstitucional una encuesta que no tiene carácter vinculante? Es un ejercicio democrático...», recordó el mandatario.

La campaña del presidente en favor de la encuesta ha contado con el apoyo de organizaciones sindicales, campesinas, indígenas y estudiantiles -tradicionalmente críticas con los gobiernos anteriores de Zelaya-, así como del izquierdista Partido Unificación Democrática, que tiene una representación minoritaria en el Poder Legislativo.

Por su parte, la candidata independiente a la presidencia de la república y dirigente nacional de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, Bertha Cázares, reiteró su apoyo al presidente y acusó a las Fuerzas Armadas y la a oligarquía de intentar dar un golpe de Estado «A algunos les atemoriza que el pueblo decida», denunció.

Finalmente, el presidente Zelaya instó al Ejército a que mantenga fuera de las calles a los soldados, y recordó que la intentona tuvo como efecto que los ciudadanos teman a los uniformados, lo que, según él, es un retroceso, un recordatorio de la guerra fría y la dictadura.

La presencia militar y la consiguiente tensión parecían haber disminuido considerablemente en las últimas horas en las calles de Tegucigalpa.

La oposición derechista del Partido Nacional parece haberse resignado a que la consulta se celebre aunque anunció que desconocerá el resultado.