Raimundo Fitero
Factorías
Se llama César Millan y es hipnotizador de perros; o dicho de manera más ajustada se trata de un sicólogo de perros, lo que viene a significar que es un sicólogo que trata a la vez a la mascota y a la persona que está al otro lado de la correa que rodea el cuello del animal. El programa que emite Cuatro con este hombre es muy entretenido. Si se ha tenido o se tiene mascota canina sirve para entender mejor el comportamiento que tenemos con los animales, y si simplemente se es un mirón televisivo, entretiene porque se puede llegar a descifrar a unos seres humanos que tienen unas preocupaciones grandiosas por su relación con su perro, o por los problemas que su animal de compañía le provoca con el vecindario o incluso con sus relaciones personales más íntimas.
La entrega del pasado sábado contenía una denuncia bastante importante. El mensaje final era que no debían comprarse cachorros en esos tiendas socializadas porque la mayoría de los animales allí expuestos a la venta provienen de «factorías» de perros. La traducción del concepto sirve. Retrata de criaderos dedicados a la explotación sin miramientos de las perras a la que embarazan constantemente para que produzcan cachorros que se venden en escaparates bien decorados pero que llevan una vida previa absolutamente «deshumanizada», especialmente sus madres, es decir que son tratados como pollos, ovejas o rapes de piscifactoría.
César acompañaba a una brigada de control animal haciendo visitas de inspección en diversos criaderos en California, donde vivían de manera terrible trescientos o cuatrocientos perros, con la intención de obligar a cumplir unas leyes muy específicas para este tipo de actividades industriales. Y enseñaba a los voluntarios y a los funcionarios cómo tratar a los perros, casi todas perras, rescatadas. Una lección muy sencilla, pero muy eficaz. Esta es la parte más fantástica, ver cómo logra este hombre diagnosticar y aplicar técnicas para variar comportamientos. No es un hipnotizador, sino un estudioso, pero tiene algún don. Y el recordatorio, precisamente ahora que es cuando se abandonan a las mascotas, tratar al perro, como si fuese un perro. Nada más. Ni nada menos.