La gente normal tiene tripa. A ver si nos convencemos de una vez. A la gente normal, a partir de una edad, salvo algunas excepciones, le sale tripa y sólo las personas que luchan conscientemente contra ese ensanchamiento del ombligo son las que lucirán vientre plano este verano que acabamos de estrenar. Sólo las personas que han ido al gimnasio durante el invierno, las que se han apuntado a alguna dieta, las que son excepciones de la naturaleza o, como diría Woody Allen, las que tienen su angustia por gimnasio, son las que no van a verse obligadas a meter tripa mientras pasean por la orilla del mar o de la piscina este verano.

La gente normal tiene tripa, y pelos, y a estas alturas del año está todavía blanca, a no ser que sean por naturaleza o raza de piel oscura, o vivan a pocos metros de la playa y no tenga otra cosa que hacer que tomar el sol mientras el resto de la gente trabaja, o inviertan parte de su sueldo en el solarium de al lado de su casa. Pero lo normal, repito, es tener la piel con ese color aún un poco enfermizo del invierno. (...)

Y a ver si nos convencemos, a la gente normal, a partir de una edad, también se le empiezan a ablandar las carnes. Eso le pasa a la gente normal. Probarse un nuevo bañador en el vestuario de la tienda es, para casi todo el mundo, un pequeño mal trago. Y suspiramos mientras nos miramos bajo esa luz blanca de fluorescente y pensamos que nuestro cuerpo un día no fue así. Tal vez nunca fue espectacular, pero desde luego hoy en día no se parece nada a esos cuerpos esculpidos a base de photoshop que nos muestran las revistas.

Por eso propongo desde aquí que nos relajemos, que dejemos de contener el aire y que saquemos tripa con naturalidad este verano. Porque el verano está para eso, para relajarse. Y porque somos mayoría. Uda on pasa guztiei.