Fede de los Ríos
El acordeonista fumigador y la delirante acarófoba
Aquél a quien la madre empleó en su academia dando clases de acordeón para poder ganarse unas pesetillas un buen día se afilió al PP e, inexplicablemente, a través de lo que llaman «la política», encontró la manera de vivir sin trabajar
Llegó el verano y con él los calores que a unos y a otros afectan de diferente manera. El monosabio particular de Mayor Oreja, aquél que en el Parlamento apretaba su botón y el de su ausentado jefe a la hora de votar, pide que sean fumigados los votantes de Iniciativa Internacionalista. Aquél a quien la madre empleó en su propia academia en dar clases de acordeón para poder ganarse así unas pesetillas, un buen día, milagros de la vida, se afilió al PP e, inexplicablemente, a través de lo que llaman «la política», encontró la manera de vivir sin trabajar.
De oratoria esquiva, no por la complejidad de sus frases, sino porque, además de poseer lo que se conoce como tener una lengua de trapo, en la mayoría de sus intervenciones el sujeto del enunciado dista millas de corresponderse con el predicado. Si la oración es simple, con un pequeño esfuerzo podemos hacernos una idea de lo dicho. Si la oración es compuesta... el esfuerzo resulta hercúleo.
Refiriéndose a Iniciativa Internacionalista, ¿en plan orteguiano?, afirma: «Con lo que dice el individuo Sastre hay muchísimas circunstancias para que esté totalmente ilegalizada». ¿Circunstancias? ¿Circunstancias? ¿A qué se refiere este fracasado escolar que ni siquiera entendió Barrio Sésamo? Es bilingüe y democrático. Destroza con igual fruición el castellano y el euskera. Con sólo imaginarlo al acordeón uno ya siente quejosas las trompas de Eustaquio.
El hombre incluso se atreve a dar conferencias. En una, promovida por la Fundación para la Defensa de la Nación Española (DENAES) que llevaba por título «España, una gran Nación», afirmó, leyéndolo, eso sí: España es una policromía armónica. Monocorde y original como él sólo.
Otra policromada que ha saltado a la palestra veraniega es nuestra Rosa. Dice la Díez, en un artículo de su blog, encontrarse «Entre la Inmundicia y la Náusea». Al parecer una veces se ve inmunda y otras nauseabunda. Yo la veo con igual escritura joseantoniana que siempre; me preocupan más cierto tipo de alucinaciones que parece tener. Dice de Alfonso Sastre y de los de Iniciativa Internacionalista que no son humanos. Los percibe como garrapatas al acecho para adherirse a los cuerpos y chuparles la sangre. Afirma que ya lo han hecho otras veces. Hombre... Rosa, corazón, no quiero ser yo el que arroje un jarro de agua fría sobre tus presagios, augurios o deseos, pero como todos los humanos sean como tú... chupar, para lo que se dice chupar, tu cuerpo da más bien poco y encima inmunda o nauseabunda, pues como que no apetece nada.
Lejos de mi intención provocar tu alarma, pero lo de las visiones de seres inhumanos mutados en artrópodos arácnidos, yo, qué quieres, me lo haría mirar. Dicen que cogiéndolo a tiempo dan buenos resultados. Si notas que la voz se te enronquece más, tu cabeza da vueltas en torno al cuello y escupes más baba verde de lo habitual, yo, de ser tú, llamaría a un sacerdote provisto de hisopo y agua bendita.
Alfonso, maestro, un beso.