Es la historia de un «chico» rebelde, que a sus 30 años sigue encandilando con una conducción fresca y alegre como la de ningún otro. Una biografía en la que nunca ha tenido cabida la palabra derrota, y un currículum siempre exhibido con una sonrisa. Valentino Rossi sigue haciendo historia.

El piloto italiano, que revolucionó el motociclismo tradicional con su peculiar y espectacular forma de pilotar, consiguió ayer dos objetivos importantes para él, aunque cada uno enfocado desde un prisma bien distinto. Y es que si por un lado consiguió deshacer el empate a 106 puntos con el que llegaban él, Stoner y Lorenzo a Assen, tomando algo de aire para las próximas carreras, por otro, en un marco más estadístico quizá, Rossi logró uno de los hitos más importantes de su carrera, al convertirse en el segundo piloto de la historia en superar la barrera de las cien victorias. Por delante queda inamovible el histórico Giacomo Agostini, con su increíble número de 122 triunfos. Ahí es nada.

En lo que a la carrera respecta, la pugna por la victoria de carrera volvió a limitarse a un cara a cara entre Jorge Lorenzo y el mismo Valentino Rossi. Sin embargo, esta vez no se repitió el espectáculo que se vivió en Montmeló y el italiano mantuvo sin demasiados aprietos la primera posición de la carrera.