A pesar de que por las montañas de nuestro alrededor la nieve ya ha pasado a ser historia, en otros macizos como en los Alpes, cómo no, todavía hay espacio y oportunidad para esquiar. Y no sólo eso, sino también para intentar aportar en ese mundillo del esquí extremo.

En esta ocasión, dos grandes figuras de la especialidad, los franceses Pierre Tardivel y Stéphane Brosse descendieron el pasado día 13 el Nant Blanc a la Aiguille Verte (macizo del Mont Blanc). Un mítico descenso que merece la máxima graduación de 5.5. y que fue firmado por primera vez nada más y nada menos que hace 20 años por otro de los grandes de la disciplina, el también francés Jean-Marc Boivin (murió en 1990).

Fue el 12 de junio de 1989 cuando Boivin dejó atónitos a todos con dicha actividad. 10 años después, el 17 de junio de 1999, una de las figuras más importantes de la historia del snowboard extremo, el francés Marco Siffredi (murió hace 7 años mientras intentaba bajar la cara norte del Everest), firmaba la primera con tabla.

Una década más tarde, Tardivel y Brosse han dejado muy claro que esta actividad sigue más que vigente, y que lo que Boivin y Siffredi realizaron es para quitarse el sombrero. En el caso de Tardivel, lo intentó el año pasado junto a Eric Guillot, Sylvain Meyet, Jérémy Janody y Stéphane Revet, pero sólo pudieron bajar esquiando 2/3 de esta vertiente de la Aiguille Verte. En esta ocasión, en la actividad del pasado día 13, los dos esquiadores franceses firmaron el descenso sin realizar ningún rapel. A pesar de todo, por el hielo que había en una sección, se tuvieron que poner los crampones y bajarse de las tablas. De esta forma, el descenso integral del Nant Blanc sigue pendiente.

Viejo sueño

En su segundo intento, Tardivel se ha hecho finalmente con dicha actividad (no totalmente completa), y se mostraba realmente satisfecho por el resultado obtenido: «Es la culminación de un viejo sueño. En el primer intentó no pudo ser, pero en este segundo me siento muy feliz. Tuvimos muy buen tiempo, junto a mí tenía a un gran amigo, la nieve estaba perfecta para esquiar, hicimos cima y bajamos con nuestros esquíes. La pena fue que no se cumplió totalmente el objetivo. En la parte superior había dos travesías con hielo y nos tuvimos que poner los crampones; sin embargo, el año pasado las esquiamos sin ningún problema. Por contra, la barrera inferior, el paso más difícil del descenso, no la rapelamos sino que la esquiamos».

Muy alto nivel, mérito de máxima graduación (5.5), una esquiada perfecta, extraordinario ambiente y, como señala el propio Tardivel, con rampas «sólo de 50º».

Un bonito «homenaje» a un mítico descenso que ha servido para recordar a dos grandes figuras del esquí extremo como fueron Boivin y Siffredi. La historia habla por sí misma.