Jean-Luc es un viejo roquero (no de la música rock sino de la roca). Jean-Luc es un escalador de la vieja vanguardia que ha sabido amoldarse a las nuevas tendencias; y, por ello, es una auténtica delicia verle moverse por la roca. Con Jean-Luc coincidimos escalando una misma vía de la cara este del Midi d´Ossau.

La escalada dio para mucho. Entre reunión y reunión, la conversación cada vez se hacía más fluida e interesante. Sólo quedó detenida en ciertos momentos mientras descendíamos por las siempre complejas viras. Ya tomando una cerveza en el refugio, Jean-Luc nos preguntó sobre los planes que teníamos para el día siguiente. Le dijimos que no teníamos nada claro, ya que, según las previsiones del tiempo, seguramente llovería.

Casi sin pensarselo, nuestro nuevo amigo aquitano nos hizo una muy interesante propuesta: «¿Os apetece mañana hacer búlder?. Y sin más, se prestó como guía para una zona de bloque que se encuentra a los pies del Midi: Pont de Camps. La verdad sea dicha, ya teníamos constancia de dicho lugar para la práctica del búlder; y es que viniendo al Midi por la vertiente norte hemos pasado y visto esos bloques un montón de veces. Cómo no, la propuesta prosperó.

La mañana nos sorprendió gratamente, ya que las esperadas lluvias no hicieron acto de presencia y sí, en cambio, un agradable sol. Jean-Luc se presentó con otros dos colegas de generaciones diferentes; uno de la época de Jean-Luc, Martin, y el otro mucho más joven, Marc, un fanático del bloque. Bonita coexistencia.

Aparcamos los coches, y, como les gusta mucho a los friquis, la aproximación a Pont de Camps es prácticamente inexistente. Jean-Luc nos mete en la historia de la zona: «Empezamos a movernos en estos bloques un poco antes de los ochenta. En el Estado francés el búlder siempre ha estado muy arraigado; sólo con decir Fontainebleau lo decimos todo. A diferencia de la meca del bloque francés, aquí, como estamos en pleno Pirineo y sobre todo a los pies del Midi, la escalada en pared o de aventura es la que más ha tirado siempre. A pesar de todo, escalábamos en los bloques en plan entrenamiento. También cogimos de Bleau una de sus características más representativas: los circuitos. Y en Pontde también montamos 5, todos con su color correspondiente: amarillo, verde, azul, rojo y negro».

La verdad sea dicha, una vez metidos en faena, la actividad cobra muchos enteros. Primero, porque estás blocando en el Pirineo, en el valle d´Ossau a los pies del siempre emblemático Midi. Segundo, porque la zona está enclavada en plenos prados verdes, al lado de un bosque y un río; un lugar muy agradable y bonito. Y tercero, porque, aunque a primera vista no lo parezca, la zona da mucho de sí; con bloques de calidad, de muchos estilos y de diferentes dificultades.

«Hasta hace bien poco, èramos los locales los que siempre escalábamos en Pontde. Ahora así lo llamamos como abreviatura; lo mismo que Bleau con la meca del norte. También, en menor medida, aparecían escaladores de Aragón, y es que la frontera (Portalet) está ahí mismo. Y es que el Midi ha eclipsado la zona. Muchos escaladores nos decían cómo iban a ir al Pirineo a escalar unas tachuelas cuando hay metros y metros por escalar en pared. Bueno, ya sabes, es cuestión de mentalidades», nos dice Jean-Luc.

Hoy en día, en cambio, esa mentalidad ha cambiado bastante, y, por la proximidad con Aragón, se puede decir que Pont de Camps se ha «internacionalizado» un poco. Eso sí, a pesar de ser un magnífico lugar enclavado en el valle d´Ossau, agradable y simpático, hasta el día de hoy no ha llegado la aglomeración.

Las nuevas generaciones, los verdaderos fanáticos del bloque, están aportando lo suyo con el cambio de mentalidad. Actualmente todavía existen algunos proyectos sin resolver y se apuesta por la apertura de problemas con grandes dosis de dificultad.

Bloques para todos

Los verdaderos protagonistas son los casi 200 pasos o líneas que presenta Pont de Camps. Problemas, como nos señala nuestro guía aquitano, de todo tipo de estilos: «Techos, placas desplomadas, tumbadas, lances, filos... aquí hay de todo. Aunque a muchos les parezca granito, la roca es andesita y no te dejarás las yemas en ella, ya que no es abrasiva. Además, ofrece generosos agarres o cantos y la calidad de su adherencia es bastante alta. Gracias al empuje de las nuevas generaciones, la dificultad de los bloques va en aumento. Es su filosofía: abrir y abrir problemas, pero muchos de ellos de gran dificultad. Así, por los bloques están desparramos un buen número de proyectos. Eso sí, en Pontde hay de todo: muchos bloque fáciles y la gran mayoría se concentran en el sexto grado. Eso es el legado de los primeros que empezaron a escalar en la zona. Y, cómo no, está el tema de los circuitos. El amarillo (3c-4a), verde (4b-4c), azul (5a-5b), rojo (5c-6a) y negro (6b-7a, por el momento). Es decir, hay pasos bastante repartidos en todos los niveles».

Como adelantábamos, la zona es muy cómoda en todos los aspectos. Eso sí, aunque en muchos bloques el «colchón» es de hierba, no os olvideis de las colchonetas o crash-pads. En algún bloque incluso te puedes caer al río si los colegas no están muy atentos.

Aunque Pont de Camps es una zona bloquera de altura, está situada a unos 1.000 metros de altura, se puede escalar todo el año. En invierno nieva mucho, pero hay días que se deja. Y en verano, se mezclan los días frescos con los calurosos. En este último caso, el río Brousset te refrescará todos los músculos. No olvidaros que en verano algunos turistas van a la zona de «pique-nique» y que hay que respetar este entorno.

Por último, agradecemos a Jean-Luc su visita guiada y por esta propuesta bloquera que hace a los lectores de GARA. Sin duda merece la pena.