El Gobierno iraquí canceló ayer los permisos a todos sus policías y los puso en alerta máxima ante la retirada de las tropas estadounidenses de las zonas urbanas del país que tiene como fecha límite mañana martes, según un portavoz del Ministerio del Interior.

Una serie de atentados en Bagdad y en el norte del país esta semana, entre ellos dos de los ataques más mortales registrados este año, han encendido todas las alarmas.

Las medidas de control se incrementaron ayer en la capital, con soldados y policías bloqueando las carreteras y registrando los vehículos.

En los últimos días, dos atentados, uno en Bagdad y otro en Kirkuk (norte), han dejado en total 150 civiles muertos. «Definitivamente, esperamos más ataques de aquéllos que no quieren que los americanos se vayan», reconoció el teniente general Abdul Karim Khalaf. «En respuesta, hemos tomado nuestras propias medidas», apostilló.

Al menos sesenta personas fueron detenidas en redadas policiales preventivas masivas en la provincia de Salahedín, al norte de Bagdad.

«Están preparados»

El máximo responsable sobre el terreno de las tropas ocupantes estadounidenses, el general Ray Odierno, aseguró que las Fuerzas de Seguridad iraquíes «están preparadas» para asumir el control de las ciudades del país.

Pese a los atentados de las últimas jornadas, Odierno alabó «el trabajo realizado por los iraquíes en los últimos tiempos» e insistió en que «el nivel de seguridad es bueno y hemos constatado una mejora constante tanto de las Fuerzas de Seguridad iraquíes como de la labor del Gobierno (...) Estoy convencido de que es un buen momento para que nos retiremos de las ciudades y asuman sus responsabilidades», concluyó el militar estadounidense.

Un grupo de insurgentes con uniformes del Ejército colaboracionista iraquí tomó al asalto la vivienda de un responsable pro-gubernamental en la localidad de Hamrein, al norte de Baquba. Al menos 3 personas murieron en este y en otros ataques a lo largo de la jornada.