Las obras de Lipchitz, el primer escultor cubista, llegan a Biarritz
El palacio Bellevue de Biarritz inauguró ayer una retrospectiva sobre Jacques Lipchitz, que estará abierta al público hasta el 4 de octubre. Conocido como el primer escultor cubista de la historia, la exposición ofrece una visión global a través de sus obras, bocetos y fotografías.
Idoia ERASO | BIARRITZ
La muestra, comisariada por el catedrático en Historia del Arte Kosme de Barañano, propone, a través de cinco bloques temáticos, un paseo sobre la vida del artista a través de sus obras y fotografías. Nacido en Lituania en 1891, Jacques Lipchitz falleció en Capri en 1973 y es considerado como uno de los pioneros de la escultura contemporánea del siglo XX.
La exposición también ofrece al espectador dos espacios de apertura a la obra de Lipchitz y propone una visión global a través de sus estructuras escultóricas. «En la exposición se ve claramente una misma volumetría que contiene la escultura de Lipchitz. A pesar de los cambios de estilo, el lenguaje es el mismo a través del tiempo», explicó de Barañano.
La primera sala, que fue presentada como la «sala de amigos», refleja la salida del artista de Lituania hacia el Estado francés. Aquí se descubren sus comienzos en el cubismo. El segundo grupo temático sitúa al artista dentro de la historia del arte, y es aquí donde se descubre al «primer escultor cubista de la historia», según Barañano. Expresan esa idea «Relieve con botella de vino» y «Pierrot», creadas entre 1918 y 1919. En estas obras queda de relieve la nueva visión del escultor, que «rompe con la concepción del espacio».
La tercera estancia le sitúa entre sus obras contemporáneas. Se pueden ver fotos del artista junto con Picasso o Juan Gris, y los retratos que hizo de Gertrude Stein y Raymond Radiguet.
Lipchitz y la política
Lipchitz fue un hombre con fuertes creencias políticas, que quedan reflejadas en las obras expuestas en la cuarta sala. Siendo judío tuvo que huir tanto de su Lituania natal como del Estado francés durante la Segunda Guerra Mundial.
El quinto espacio está dedicado a la que fue una de las facetas más prolíficas del autor; es decir, a los espacios públicos. «El gobierno del pueblo», una de las obras más conocidas del artista, junto con «El grito. La pareja», presentan «una realización formal hacia la abstracción temática y compositiva que muestra la mezcla de líneas y volúmenes característicos de Lipchitz», declaró de Barañano.
«Una de sus características más destacadas es la interacción, tanto en formas como a nivel temático. Se pueden ver tanto iconografías de la Biblia como de la mitología griega», explicó el comisario de la exposición, Kosme de Barañano.
Las obras de este artista están presentes en cuatro continentes. Sus esculturas y frisos monumentales decoran museos, ministerios y plazas en Australia, Japón, Brasil, Venezuela y Suiza entre otros. El museo de Bellas Artes de Bilbo también acoge una de las obras del escultor cubista. Para quienes quieran conocer más de cerca su trayectoria, Biarritz ofrece una retrospectiva que aúna desde sus primeras obras hasta los últimos años, dedicados principalmente a las obras en espacios públicos.I.E.