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CRíTICA Festival de Jazz de Getxo

Buena sobre el papel, decepción en el escenario con Diane Schuur

Pablo CABEZA

El característico golpeo de las baquetas sobre los platos inicia por décimas el concierto de la vocalista y pianista Diane Schuur. Tras cantar la primera estrofa, el público soberano aplaude. Es una voz potente, gruesa, de timbre espeso, pero un tanto comprometida con el matiz y la delicadeza. Ataca un breve fraseo sobre el piano y el público soberano interrumpe de nuevo con una ovación. Llega un breve solo de guitarra y el público soberano vuelve a irrumpir con otra tanda de qué..., de aplausos, naturalmente. Reggie Jackson se dispersa unos segundos por la escueta batería y los soberanos atacan de nuevo con otra oleada de qué, de aplausos... Todo en la misma canción. La verdad es que no conocíamos el tema y es posible que la mayoría de los asistentes sí, por lo que cabe imaginar que los aplausos estén incluidos en el disco original y que lo que el público soberano ha hecho no es otra cosa que ser fiel a la curiosa partitura, quizá titulada «Me aplaudan cada poco, please». A nosotros nos ha parecido una grosera, fácil y recurrente interrupción de una canción, pero seguramente será por eso, por lo dicho: no conocer el original. Pasada media hora Jackson inicia un solo de batería, éste con todos los indicios de ser el verdadero solo de la noche. No van quince segundos, cuando un par de escuchantes se lanzan a aplaudir; no se sabe qué aplauden, pero, como tampoco nos conocemos este tema, pues quizá venga así, de nuevo, en el disco. No obstante, nos extraña que unas decenas recriminen a los «aplaudidores» y les inviten al silencio. También pienso, claro, que al no conocer la canción -otra que tampoco- pudiera ser que todo fuese parte del todo grabado, incluidas las recriminaciones. Qué lío. Ya no sé ni quién soy; esto nos pasa por no comprar discos de jazz, me digo en silencio y sin que nadie se entere de mi penosa conducta.

En el inicio de un festival y un miércoles, la organización no va a colocar al mejor de sus artistas contratados, pero siempre cabe que lo pequeño sea la sorpresa, que aporte la frescura, la devoción y el misterio de quien se sabe que no es la estrella del evento. Diane Schuur tuvo su oportunidad, pero no la aprovechó, pues su concierto fue muy previsible, evidente y falto de mordiente. Como pianista es normalita, pero obviamente con un buen nivel técnico; como vocalista sobresale con más soltura y algunos indiscutibles logros. Suenan canciones que le van bien y momentos en los que su garganta se explaya en exceso y tirando de tópicos. Con todo, lo peor es la redundancia de todo lo interpretado, por lo que tampoco extraña que los aplaudidores se fueran moderando: unos, durmiéndose; otros poniendo la cabeza sobre el hombro del compañero o compañera, bostezando, partiendo a la hora justa de iniciado el concierto y con desbandada a las doce de la noche, como si todos fuesen Cenicienta.

En fin, tampoco es que fuese algo calamitoso, que Diane, Dan, Scott y Reggie tocan, pero sin horizonte más allá del patrón previsible, sin arriesgar ni un euro, sin aportar ni una canción destacable; bueno, «Blue sky», de su nuevo álbum. Una excelente melodía, inspirada composición, aunque tampoco muy jazzy, pues bien hubiese podido ir, con alguna reconducción, como tema central de una de las películas de James Bond.

Hoy será otra historia, pues Michel Camilo posee teatro y recursos como para obnubilar sin necesidad de que le presten aplausos. Lo malo del asunto es que el aforo se completó hace un par de días. Sin embargo, que nadie olvide que en el jazz de Getxo existen otros escenarios y formas de escuchar jazz, además del agradable entorno.

Ficha

Lugar: Plaza Biotz Alai de Getxo.

Fecha: Miércoles 1 de julio.

Formación: Diane Schuur, voz y piano, Dan Balmer, guitarra, Scott Steed, contrabajo y Reggie Jackson, batería, que no baterista.

Aforo: Alrededor de 1.200 aficionados, casi completo.

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