En medio de un día cálido y apacible las condiciones meteorológicas en la costa comienzan bruscamente a cambiar. Un suave viento (en ocasiones del sur) gira de repente al noroeste y aumenta su velocidad. El cielo se oscurece, el mar se agita. La temperatura desciende varios grados en pocos minutos. La humedad y la presión, por el contrario, empiezan a aumentar. En algunas ocasiones el episodio termina con precipitaciones. Son las temidas galernas del Cantábrico. Un fenómeno que, al parecer, se da de modo similar en otros lugares del planeta y se conoce como «perturbación atrapada en la costa».

Y es que para que se de una galerna es necesario un espacio geográfico en el que una barrera montañosa esté situada en paralelo a una costa cercana, como en el Cantábrico. Cuando se calienta mucho el aire atrapado en su sector E, en contraposición con aire más frío situado en la zona W (Asturias), se produce un desplazamiento del aire de W a E, aumentando paulatinamente su velocidad a medida que se mueve, capaz de alterar en pocos minutos las condiciones atmosféricas previas.

Aunque no todas las galernas son iguales. Las más temidas son las que se conocen como galernas frontales. Ocurren cuando, gracias al empuje de un frente frío, el barrido del aire se produce con más fuerza, agravándose las condiciones del cambio de tiempo con viento más fuerte, precipitaciones o, incluso, tormentas. Las llamadas galeras típicas no están asociadas al paso de un frente, son menos potentes, y no dan lugar a lluvias.

Se trata de un fenómeno que se puede producir entre los meses de mayo y octubre. Pero si hay algo que las define en particular es que, por lo súbito de su aparición, son muy difíciles de pronosticar.