Cuatro únicos personajes para un rodaje imaginario
«V.O.S.»
El reparto de la película con Vicenta N'Dongo, Paul Berrondo, Andrés Herrera y Ágata Roca (mujer del director Cesc Gay) es el mismo que representó la obra teatral, con la diferencia de que se ha dado un tratamiento cinematográfico más experimental a las referencias ya existentes a Woody Allen y el juego entre ficción y realidad. Se prestan a una comedia de enredo, donde el equilibrio entre dos parejas de amigos se verá amenazado por un amor cruzado.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
Cesc Gay está en un momento de su carrera en el que no se conforma con adaptar una obra de teatro para el cine de forma convencional, sino que intenta buscar un lenguaje propio, una transformación en toda regla. En ese proceso tan complejo no se encuentra solo, porque cuenta con los cuatro intérpretes que hicieron la obra original en los escenarios, y que ahora la reinventan a partir de los mismos diálogos que ellos escribieron e improvisaron dentro del texto de Carol López.
Se da la circunstancia de que esta pieza teatral fue representada hace cuatro años en el Teatre Lliure con una mínima puesta en escena, que permitía a los espectadores rodear literalmente a los actores durante la representación. El cineasta catalán no quería limitarse a materializar lo que aquel básico atrezzo representaba a través de una ambientación urbana al uso, por lo que pensó en un modo de hallar el equivalente cinematográfico a la estructura teatral, sin llegar al reduccionismo de Lars Von Trier.
Así que escogió un plató de rodaje como escenario, para que el espectador de cine asistiera a un juego entre ficción y realidad que le permitiera seguir el desarrollo de una película que se está escribiendo y haciendo sobre la marcha. El principal problema para el público de fuera de Catalunya vuelve a ser el del doblaje, como ya ha sucedido con «Tres dies amb la familia». Puede que hasta de modo más acentuado, tratándose de una película que se titula «V.O.S.» (Versión Original Subtitulada), y en la que los protagonistas pasan del castellano, al catalán y al euskara con total naturalidad. Ellas son catalanas, pero ellos son un par de donostiarras que trabajan en Barcelona en el mundo del audiovisual.
Cesc Gay debutó hace once años con el argentino Daniel Gimelberg en «Hotel Room», película amateur que se costearon entre ambos y que fue rodada en Nueva York en 16mm y en blanco y negro. Hizo su ópera prima en solitario dos años después, cuando adaptó con frescura la obra teatral de Jordi Sánchez «Krámpack», protagonizada por unos adolescentes Fernando Ramallo y Jordi Vilches. De aquella aproximación a la edad de la iniciación al sexo pasó a describir las situaciones ordinarias de su generación con la coral «En la ciudad» y la más intimista «Ficción». Son, como en «V.O.S.», hombres y mujeres que acaban de cruzar la barrera de los cuarenta.
M.I.
La crítica ha vuelto a alabar a cuenta de «Un novio para mi mujer» el dominio de la dirección interpretativa del que hace gala siempre Taratuto, y la mayoría de los elogios van dedicados a la actriz Valeria Bertucelli.