Todo comenzó con la lectura de «Una mujer en tu camino». Hasta ese momento, no había oído hablar de Karin Fossum, una escritora noruega que, al parecer, en su país natal es una novelista, poeta y ensayista mas que consagrada. Tras leer el libro tuve la sensación de descubrir algo diferente en sus páginas, me pareció que había algo distinto en el planteamiento de la historia, una historia sobre un crimen en una pequeña aldea. Dicen que todas las historias son similares, que llevan los mismos ingredientes ligados a la vida y a la muerte, al bien y el mal, y a un sinfín de dualismos que germinan de los primigenios. Pero, por otro lado, y a pesar de lo que algunos afirman (todas las historias son iguales, sobre todos las policíacas), lo que diferencia a unas y a otras es el modo en el que se cuentan. Diferente es como construye Fossum una novela negra, haciendo casi un abuso de la austeridad en las descripciones, en lo que cuenta... pero llegando a las profundidades de la sociedad en la que se desarrolla la historia, curiosamente, la resolución del crimen parece pasar a un segundo plano. Parte de historias pequeñas, aquellas que en la vida real pasan sin pena ni gloria ante nuestros ojos pero que en su novela adquieren dimensiones importantes, y claro, nada parece llevarnos hacia la resolución de un crimen. Esta novela ha hecho que me he reconcilie con el «género» y que incluso me interese por él (confieso que hace meses que devoro todo tipo de películas y novelas adscritas al cine negro, sobre todo autores nórdicos). He pasado por Camilla Lackberg hasta llegar a Henning Mankell y a su famoso alter ego Kurt Wallander (tiene su misma edad, comparte su afición por la naturaleza y la ópera y sufre por la maldad en el mundo). Wallander es un inspector de Policía de una pequeña localidad al sur de Suecia, con una vida personal complicada debido, básicamente, a que dedica la mayoría de su tiempo a su trabajo. Fiel al estereotipo de policía detective, en su novela presentación «Asesinos sin rostro» Mankell desvela los prejuicios raciales que sobrevuelan en la hasta ahora idílica sociedad del bienestar sueca. Y quizá ésta sea la clave de la nueva novela negra llegada desde los países nórdicos: la forma en la que exploran sus sociedades aparentemente perfectas. Salvo los intentos de Per Berglund, hasta el momento el cine aún no ha dado rostro a Kurt Wallander, si excluimos la reciente y exitosa teleserie producida por la BBC, en la que Kenneth Branagh se convertía en el famoso inspector. ¿Quién tendrá los derechos?