De nuevo saltaron chispas entre Risto Mejide y Jesús Vázquez. Asegura este último que no estaba guionizado, que fue espontáneo. No sé si creerle. Lo cierto es que OT necesita de estas trifulcas para sobrevivir porque la fórmula cantarina parece bastante agotada. La figura de Mejide se está deteriorando de manera acelerada. Quizás los urdidores del programa hayan decidido quemarlo de manera total. O puede ser que el publicista y futuro padre, quiera dar carpetazo a ese personaje que se ha creado y se le escapa y que es como el diablo en los títeres de cachiporra, el malo que reparte estopa pero que al final termina recibiendo hostias hasta del apuntador.

Lo que le dijo Jesús Vázquez al rebelde con cheque no se cura con un perdona. Acabarán, se supone, esta edición, pero parece una relación rota definitivamente. Llevaba el presentador aguantando ya desde el final de la edición anterior, pero cuando el pijo con gafas de policía yanqui ha empezado a insultar de manera despiadada a los concursantes, a hacer comentarios bastante impresentables referido a «los agujeros» de los participantes, cuando ha comparado al propio Vázquez con otro presentador de la cadena o cuando ha recomendado a los telespectadores de Tele 5 que se pasen a Antena 3 porque estaba acabando «El Intermedio», le ha saltado al cuello Jesús Vázquez con bastante virulencia, acusándole de homófobo, machista y muchas otras cosas que aunque puedan parecer que aumentan la audiencia, solamente sirven para deteriorar más el producto.

La productora no puede admitir más pasadas de frenada de Risto. Y si tiene que elegir, lo tiene bastante claro. Ese «¡vete a cagar!» de Vázquez es bastante contundente. Diría que una sentencia basada en los considerandos que le dictaban por el pinglanillo. Mejide sabe que su rol llega a su fin. O así me lo parece. Tanto mal rollo es insoportable para el equipo, los participantes y hasta para el público espectador en plató y en sus casas. Los guionistas saben que cuando un personaje produce rechazo, deben darle una salida urgente. A OT le interesa que se hable de los concursantes, no de un tipo con mucha mala leche.