Bilbao BBK Live Festival
La luz y el color, compañeros de la tarde
Para quienes vivimos entre sirimiri, nieblas y nubes gordas es un placer inmenso ver el sol, el colorido de la gente y el buen rollete que se genera entre todos. De hecho, las primeras horas del Bilbao BBK Live quedan marcadas por el verde del paisaje, el sol, los trabajos de montaje de las tiendas de campaña y la música, de fondo.
Pablo CABEZA | BILBO
La previsión del tiempo apuntaba que el jueves sería un día soleado; no obstante, durante las primeras horas de la mañana y buena parte del mediodía, las nubes como puños de acero protagonizaban las alturas. El inicio de la tarde baila lento. Cientos de jóvenes tiran de cuesta y mochila en busca del espacio de cámping que les toca. El primero se completa con facilidad. En principio parece que es el oficial y el más confortable, pero, aquellos que son obligados a buscar las tierras del Este, pronto se dan cuenta que les ha tocado el paraíso terrenal: abundante hierba, suaves desniveles y un arbolado envidia del Sur.
La apertura del festival tiene lugar a las 16.00, siguiendo la línea del tiempo al segundo. Rota la cinta, un centenar de aficionados se lanzan a la carrera en busca de los caminos metálicos de entrada. Lástima, esto hubiese sido mejor con premio y como carrera de sacos. Somos varios cientos; la primera hora no puede ser más elástica. La tarde es larga y el festival descorcha su primera botella.
El primer grupo actúa en el escenario 2. Por allí preparan su backline los chicos y chicas de Lain, para quienes las campas de Kobetas deben de parecer inmensas. A las 16.30 se encuentran ya en escena. Abajo un par de cientos, un fuerte calor horneado por el sol y la humedad, y mucha quietud. Este será su concierto paradigma, pues difícilmente volverán tocar en un espacio como este (por amplitud y entidad) y ante un público tan extraño y ajeno. La historia parece surrealista, pero algunos gritos de apoyo de colegas les devuelven al presente. Arriba están Jabi, al bajo; Imanol, a la guitarra; Jon, a la batería; y Cristina y Leire, a la voces. Leire es hija de Leturia, el risueño y encantador panderojotzaile de Tapia ta Leturia. Lain fueron los ganadores del concurso Gaztea del año pasado. De momento han grabado una demo de seis temas, que son la base de su directo. Son jóvenes, apuntan futuro en diversas direcciones, sin dejar claro, cuál puede ser la mejor línea de la que tirar. Los jóvenes, los grupos de la actualidad, desean el éxito de forma inmediata por lo que en muchas ocasiones precipitan su carrera con errores irreversibles, como debutar con un disco demasiado pronto. Lain han preferido la maqueta y es un acierto. En el cuarteto de Villabona convergen dos tendencias: el perfil electroacústico y folk de Kristina y Leire y la correa rock de los chicos. Hay pelea, noble, pero pelea. La consecuencia de todo esto, vivida arriba del escenario de forma amable y distendida, es que el folk-rock se mezcla con el metal, creando un ambiente tan desconcertante como posible. Más aún, su mayor hit, con miles y miles de visitas en Youtube se llama «Aukera herri bat», una canción electroacústica perfecta, de gran valor. Pero, por el contrario, otro de sus mejores títulos, «Sokak hautsita», con el que cierran actuación, dirige su atención hacia Berri Txarrak o el metal. La confrontación es evidente, pero la convivencia también parece posible, pues, a pesar de todo, Lain han ofrecido media hora muy amena e intensa.
En el escenario 1 actúa Motor, dúo neoyorquino cabreado con la luz del día. Lo suyo son los zambombazos nocturnos y los calambres en las partes bajas. De noche tienen que ser un subidón, pero de día hay que ser muy hombre o mujer para aguantarles, así que sus disparos de tecno, electro y baile, la furia de sus máquinas, la esquivamos terminando en la cervecera Kobetas animando a un pollo, donde a las cinco se está que te cagas. Con todo, el escenario 1 no se encuentra muy alejado, por lo que decidimos visitar la retaguardia del festival, el camping 2, donde se respira un ambiente de relajo y musicalidad que va más allá de los propios Motor. Aquí se está como para no menear el trasero en horas. Tanto que el concierto de The Gaslight Anthem lo escuchamos desde una de las mesas del cámping, donde Peter, Paul y Margaret, los guiris, bailan al ritmo de la música y alucinan con el tiempo y el paisaje: donde Joan y Jordi, la versión catalana foránea del festival, revolotean felices.
La tarde está ya casi azul. La temperatura es fantástica y los pajarillos de Kobetas ni se sabe dónde están. A lo que vamos: The Gaslight Anthem han concluido un concierto donde mezclan a The Cure, The Alarm, Neil Young, Joe Cocker, los Clash, Jam... Una empanada cargada de aceite. Se les escucha con agrado, pero no se van a comer un pimiento, a no ser que sea hoy y en esta cervecera.
Al cámping han llegado unos irlandeses, porque acaban de tomar propiedad del terruño clavando la bandera. De otra parte, en escena Vetusta Morla, una de las formaciones indie peninsulares de mayor proyección en este momento, pero que son un coñazo de salirte repollos en los oídos. Cabe entender cierta parte del éxito: su languidez mediática, su textura medio épica, el apoyo de los medios independientes, su tristeza vital... Vale, pero son un muermo. Después se incorporan a escena el dúo The Ting Tings, y esto ya sí es festival. Lo es por la calidad de la pareja, por la voluntad de sus ritmos y creaciones, porque ya hay más de 5.000 aficionados bajo el escenario o correteando por uno u otro vericueto, y siguen llegando. Atrás queda el campamento base y el tirarse a la bartola, ahora toca música y dejarse llevar.
Tanto en Kobetasonik como en el Bilbao BBK Live Festival, en especial, la concurrencia de público extranjero comienza a ser evidente, sobre todo de los que hablan inglés. En el Mediterráneo llueve, en el Cantábrico hace sol. Algo está cambiando.
La máxima atracción de la jornada de hoy en el festival está en poder disfrutar con el directo de Jane´s Addiction, quienes regresan con su formación fundacional, compuesta por Perry Farrell, Dave Navarro, Stephen Perkins y Eric Avery.
Atzo Lain taldearekin eta bihar Ama Sayren itzulerarekin batera, gaur ere Euskal Herriko talde batek irekiko du jarduna. El Columpio Asesino iruñearra talde singularra da oso, zale andana ez baina soinu ezberdinen bila dabilenarentzat aproposa. Behin berotzen hasita, Supergrass taldea. Gurean ezagunak eta maiteak dira, zuzenean erakusten duten energia medio. Babyshamblesen txanda dago gero. Pete Dohertyren taldea inkognita hutsa dugu, eta jakinmina dago taldea zuzenean ikusteko.