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Vidarte firmó la compra de dólares sin un estudio previo del mercado
Que se jugó con fondos públicos, con el resultado de pérdidas importantes, o la constancia de que se presentó una contabilidad maquillada son algunas de las conclusiones a las que se llega a partir de los datos aportados por el informe de fiscalización efectuado por el Tribunal Vasco de Cuentas Públicas sobre la compra de dólares realizada por la Tenedora del Guggenheim. Lo llamativo del caso es que el informe no busca responsables... ni aunque los cite.
A. EREÑAGA | DONOSTIA
Cuando el pasado 11 de junio se aprobó el informe del Tribunal Vasco de Cuentas Públicas en el que se analizaba el fiasco por la compra de dólares efectuada por la Tenedora del Museo Guggenheim, encargada de la adquisión de obras para el museo, sus conclusiones levantaron bastante polvareda. Llamaba la atención tanto por su contenido -de hecho, no recibió ninguna alegación del principal investigado, el director del museo, Juan Ignacio Vidarte- como por la forma en la que fue aprobado. No en vano, la entonces oposición acusó al Gobierno saliente de que aprovechase el último pleno antes de la renovación del tribunal fiscalizador para sacar adelante un informe «condescendiente». El calificativo lo ponía de la vocal designada a propuesta del PSE, Begoña López Errasti, firmante de los dos votos particulares (el otro era del PP) que recibió el texto.
El texto del informe, al que este diario tuvo acceso ayer, resulta, de hecho, bastante clarificador. El análisis de las cuentas de la Tenedora del Guggenheim se efectuó a petición del Pleno del Parlamento de Gasteiz, para conocer las causas de las pérdidas sufridas tras una compra de divisas entre los años 2002 a 2005. La petición era paralela, o consecuencia más bien, del escándalo en el que se vio sumida la pinacoteca al descubrir el gran desfalco cometido entre 1998 y 2008 por su director de Administración y Finanzas, Roberto Cearsolo, que evidenciaba también la falta de control en la contabilidad del museo. En lo que respecta a la compra de dólares, a la vista de los datos del informe se evidencia que quien decidía las operaciones de compra no tenía una gran vista comercial; o más bien, al contrario, ya que siempre salía a perder y la única que ganaba era la entidad financiera, la BBK.
El funcionamiento de la Tenedora, al menos sobre el papel, resulta bastante claro: la Tenedora Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Bilbao, S.L., fue constituida en abril de 1995 con un capital social de 60.000 euros, aportados a medias por Lakua y la Diputación de Bizkaia -hasta ahora, los únicos socios-. Su único objetivo era la adquisición y explotación de obras de arte, así como la organización de exposiciones. Sin personal en plantilla y administrada por un Consejo de Administración, su «ejecutor» sería su apoderado y director general de la Fundación Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte, el único facultado para firmar y actuar en su nombre en operaciones bancarias de todo tipo.
Para invertir
Según los datos del TVCP, que analiza únicamente las cuentas anuales de los años 2002 al 2004 de la Tenedora, se realizaron las primeras compras de divisas en junio 2002, «sin que existiesen operaciones cerradas que implicasen una necesidad de dólares y sin que existiese ningun estudio que analizara las necesidades futuras de divisas». Es decir, que se «metía» dinero público en el mercado, con vistas a los dólares que habría que pagar a los artistas cuyas obras el Consejo de Administración había programado adquirir -aunque no a todos, como Richard Serra, al que se encargaron trabajos fue de «programación»-. El dinero utilizado sí utilizó para adquirir obras de arte, dice el informe... pero con pérdidas millonarias.
Primero, en 2002, se contrataron tres operaciones de compras de opción sobre divisas por un total de 13,3 millones de dólares, de las que sólo una de ellas fue ejecutada por la BBK el mismo año. Se pagaron 0,6 millones de euros más que su contravalor en la fecha. Las otras dos se renegociaron en 2003, aumentando la cantidad contratada en 1,5 millones de dólares, con nuevas fechas de vencimiento renegociadas hasta llegar a 2005. «Únicamente las tres primeras operaciones fueron hechas en condiciones de mercado. Todas las renegociaciones -dice el informe- empeoran paulatinamente las condiciones de cambio respecto a las de mercado en la fecha de la firma, puesto que arrastran las pérdidas de las operaciones renegociadas. Esta sucesión de operaciones termina con la liquidación de la última operación, en enero de 2005, de 10,3 millones de dólares, por lo que tuvo que pagar casi 4 millones de euros más que si los hubiese comprado en esa fecha».
A ello se le une que, en diciembre de 2003, la Tenedora acepta la cesión de la Fundación Guggenheim de dos operaciones de opciones de divisas por 1,5 millones de dólares cada una, con vencimiento en 2004. Quien firmaba lo uno y lo otro era Vidarte. «Esta cesión, suscrita por la misma persona que representa a las dos partes, le supuso a la Tenedora asumir gratuitamente unas pérdidas de 800.000 euros aproximadamente en beneficio de la Fundación. Esta asunción de pérdida impide la consecución eficaz y eficiente del objeto social». Es decir, comprar las obras acordadas; pero si no había fondos, no se podía. Para ello se firman, a su vez, créditos y préstamos que resultan también bastantes gravosos.... una operación financiera, por tanto, desastrosa.
Votos particulares
Pero todo se hizo con dinero público, como criticaron en sus votos particulares Gonzalo Vera-Fajardo (PP) y Begoña López Errasti (propuesta por el PSOE). De hecho, ambos recalcan el efecto especulativo de todas las operaciones. «Hay que dejar claro -apunta Vera-Fajardo- que la Tenedora se financia con aportaciones de los socios para comprar obras de arte que es su objeto social, por lo cual la especulación con esas aportaciones pone en riesgo el cumpliemiento de su objeto social porque, las pérdidas reducen la tesorería y, por tanto, la capacidad financiera para comprar obras de arte». Por su parte, López Errasti, entre otra serie de cuestiones, critica «el interés poco habitual hasta la fecha por zanjar indefinitivamente un informe que adelece de carencias significativas y relevantes del que se podrían derivar responsabilidad por el perjuicio patrimonial ocasionado».
Según TVCP, las cuentas de la Tenedora de los años 2002 a 2004 no reflejan la contratación de las operaciones de opciones sobre divisas en vigor al cierre de dichos ejercicios hasta que éstas no se han ejecutado. Un registro un poco lioso, ya que las pérdidas ocasionadas en este tipo de operaciones, por un importe de 3,8 millones de euros, se contabilizan «incorrectamente» en cuentas de inmovilizado. Hay saltos de epígrafe, saldos en dólares y luego en euros... Y un dato curioso, dice el informe «que no hemos podido comprobar la persona que autorizó las operaciones de compra de dólares al contado por importe de 10,1 millones de dólares, ni el préstamo de 6,8 millones de dólares en febrero de 2004, ni la apertura de las cuentas en las que se rentabilizan los excedentes de tesorería de dólares».
A.E.