BERASALUZE-BEGINO 22

OLAIZOLA II-ZEARRA 10

Mientras Iruñea despedía sus fiestas cantando el famoso «Pobre de mí», Pablo Berasaluze y Aritz Begino entonaron su versión particular con la que han pasado por encima de todos sus rivales en la feria iruindarra. Y es que, con el poder y el dominio del zaguero de Auza y el acierto rematador del de Berriz, las parejas a las que se han enfrentado durante la última semana en La Bombonera han dado hasta cierta lástima, por mucho que entre sus integrantes hayan estado el vigente campeón Manomanista o un Aimar Olaizola que parece haber recuperado su mejor versión.

El de Goizueta se presentó en la final pletórico tras su recital rematador del domingo ante Titín, pero como ya le sucediera a Martínez de Irujo el sábado, al reciente vencedor del Cuatro y Medio navarro no le quedó otra que rendirse ante la evidencia del dúo demoledor que, hoy por hoy, conforman sus compañeros de empresa.

Y es que, por mucho que al final consiguieran maquillar algo el marcador, la final sanferminera fue un paseo para una pareja que maneja a la perfección el abc de la pelota. Porque, cuando se tiene a un zaguero que abusa tanto de sus rivales como un Aritz Begino que hasta el 21-4 sólo había fallado una pelota, todo es mucho más sencillo. Y si además de tener a Zearra sin poder dar un paso más adelante del nueve y a Aimar Olaizola obligado a entrar de aire en el seis, adelante Pablo Berasaluze está tan inspirado, incluso con el saque, el escandaloso 21-4 que llegó a lucir el marcador del Labrit es muy fácil de explicar y entender. Los errores, que quedaron para el final, pudieron estropear la estadística pero no la sensación de superioridad de una pareja para la que las fiestas acaban de empezar.