DEIA Xabi Larrañaga 2009/7/17
Salir de caza
Dicen que la reunión entre los diputados forales y el consejero de Hacienda del Gobierno vasco es urgente a causa de la gravedad de la situación. Y no hace falta estudiar en la Comercial ni asistir a las charlas del gurú Abadía para percartarse de que algo va fatal.
Cada vecino tiene su currículum de fracasos, su asesor familiar, su informante en la cuadrilla, su telediario favorito o sus ojos bien abiertos para reparar en el caos que se avecina o que ya se nos ha empadronado.
Yo cuento con dos anécdotas recientes que iluminan la hondura de la crisis mejor que cualquier suplemento dominical. La primera me ocurrió hace un mes en un bar de las Siete Calles. Estaba en la barra cuando se me acercó un señor mayor, elegante. Con mucha educación, y hasta con vergüenza, trató de encajarme un reloj de pulsera, un anillo de boda y un albúm de fotos. Charlé un rato con él, lo convidé a desayunar, y así me enteré de que para hacer frente a las penurias estaba vaciando su casa y malvendiéndola a pedazos. Se me hizo un nudo en la garganta. Y luego un nido de congojas en el corazón. (...)