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Maite SOROA

El peñón, los monos y Pedro J.

El ministro de Asuntos Exteriores español ha visitado el peñón de Gibraltar y los de la cosa hispana se han puesto a rugir como una manada de leonas en celo. El titular del editorial de «El Mundo» resumía a la perfección el sentimiento de dolor patrio que les embargaba: «La imagen de una rendición humillante». Servidora esperaba «La rendición de Breda», de Velazquez, y no ha sido para tanto, pero a los de Pedro J. les han salido sarpullidos en el alma.

Según el editorialista «La fotografía de Moratinos con Peter Caruana y David Miliband, ayer en el Peñón, es la imagen de la renuncia a más de tres siglos de litigio por la soberanía de Gibraltar y quedará grabada en los anales para vergüenza de España». Palabras mayores, ¿verdad?

La cosa no queda ahí porque, dice el escriba patriótico, «si la política que hacia Gibraltar ha venido manteniendo el Gobierno de Zapatero es discutible y la visita de ayer resultaba de todo punto inconveniente, la estúpida fotografía a la que se prestó el ministro de Exteriores marcará un antes y un después en este conflicto. Moratinos debería haber sido mucho más prudente: una instantánea así sólo tendría sentido si hubiera conseguido que se reconociera la soberanía de España sobre la Roca. Al contrario, la imagen de complacencia que exhibió ayer el ministro oculta cualquier reivindicación y permite a sus adversarios utilizarla como icono propagandístico. De hecho, la prensa inglesa celebraba ya ayer en sus ediciones digitales la actitud de España». O sea, que se han rendido.

Después de 300 años de resistencia contra el inglés, ZP ha echado por tierra el sacrificio de generaciones de patriotas resistentes y ha entregado el pedrusco, con los monos, a la pérfida Albión. Pedro J. no puede dar por buena semejante rendición, más aún cuando desnuda el problema de fondo: «El problema de Zapatero es que empieza por admitir que el concepto de nación es `discutido y discutible' y acaba planteando una diplomacia del talante que encuentra su máxima expresión en las palabras con las que ayer se presentó Moratinos en Gibraltar: «No hemos venido a discutir». Tal entreguismo, unido a la humillante foto en el Peñón, revela que este Gobierno, más allá de su falta de patriotismo, se caracteriza también por la ausencia de coraje para plantar cara a los problemas». Ya miran a Euskal Herria.

 

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