La secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, confirmó implícitamente que la Administración Obama se ha resignado ya a que Irán se sume en breve al club de potencias nucleares.

Lo hizo al amenazar con rearmar a sus aliados de los regímenes del Golfo Pérsico para hacer frente a Teherán, que insiste oficialmente en que su programa nuclear es exclusivamente civil.

Clinton aseguró que EEUU «mantiene la puerta abierta» para negociar con Irán -tal y como se comprometió su presidente, Barack Obama-, pero advirtió de que «el reloj nuclear sigue corriendo», para asegurar a continuación que los vecinos de Irán «son los más preocupados» por esta situación.

Tras reiterar la disposición de Washington para «reforzar la defensa» de sus escasamente democráticos aliados en la región, Clinton añadió textualmente que «si EEUU despliega un paraguas defensivo en la zona, si hacemos aún más para apuntalar la capacidad militar de los países del Golfo, es poco probable que Irán sea más fuerte o esté más seguro».

«Ellos (por los iraníes) no estarán entonces en condiciones de intimidar o de dominar, contrariamente a lo que creen, una vez que se hagan con el arma nuclear», añadió.

Malestar y críticas en Israel

Pese a que va unida a amenazas directas a Irán, esta asunción implícita de su cercana conversión en potencia nuclear no pasó desapercibida en Israel, donde despertó críticas.

Un ministro del Gabinete Netanyahu no dudó en calificar de error estas declaraciones. «He escuchado sin entusiasmo las declaraciones americanas según las cuáles EEUU defenderá a sus aliados en caso de que Irán utilizase la amenaza nuclear. Es como si estuvieran ya resignados a esta posibilidad, lo que constituye un error», señaló el ministro de Información, Dan Meridor, a la radio militar.

«No se trata de actuar ahora suponiendo que Irán acabará dotándose de armamento nuclear, sino de impedir que eso ocurra», añadió Meridor.

El propio primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, insistió ayer en un discurso ante la Knesset (Parlamento israelí) en la «necesidad para la comunidad internacional de unirse para endurecer las sanciones» contra Irán.

La jefa de la diplomacia estadounidense hizo sus polémicas declaraciones en Bangkok, poco antes de dirigirse a la isla de Phuket, donde se reune hoy el fórum regional de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) sobre seguridad (ARF). En este foro participan también EEUU, UE, Rusia y China, entre otros países.

A la estela de China

Clinton tenía previsto firmar ayer un pacto de no agresión, concretamente el Tratado de Amistad y Cooperación, de la ASEAN. El Tratado, creado en 1976 por los miembros fundadores de la ASEAN, ha sido firmado ya por una quincena de miembros de la ARF.

EEUU ha rechazado hasta ahora firmar el protocolo, aduciendo la necesidad de mantener un «margen de maniobra» sobre las cuestiones políticas y de seguridad en esta región del sudeste asiático, donde viven 600 millones de personas.

Beijing ratificó este pacto de no agresión en 2003, en un intento de consolidar su creciente influencia en la región. Por contra, la negativa de Washington era muy criticada por los países de la ASEAN.

El cambio de opinión de EEUU es interpretado unánimemente por los analistas como un «mensaje fuerte» acerca de su voluntad de reforzar los lazos con una región en la que China le lleva la delantera y ha situado estratégicamente sus peones.

«Este cambio de opinión revela la inquietud de EEUU por perder terreno en beneficio de China», señala Bridget Welsh, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Singapur.

«Por lo que se ve, EEUU ha decidido que las ventajas ligadas a la firma del Tratado superan a los costes», añade Rodolfo Severino, antiguo secretario general de la ASEAN y hoy director de un centro de estudios, también en Singapur.

Durante años, la negativa de EEUU a firmar el Tratado ha alimentado las especulaciones sobre sus ambiciones en la zona.

No en vano el texto compromete a sus signatarios a arreglar pacíficamente sus conflictos, a renunciar al uso de la fuerza y a toda injerencia en los asuntos internos de los miembros.

«¿Significa éso que hasta agora ellos (los estadounidenses) no excluían el recurso a la fuerza para resolver los conflictos, o que querían inmiscuirse en los asuntos internos de los otros países?», se preguntaba irónicamente Severino.

Más allá de la letra de los tratados -y de su perdurabilidad o carácter vinculante-, no hay duda de que EEUU busca con esta maniobra resituarse diplomáticamente en una región en la que China, e incluso India, llevan decenios trabajando.

La cuestión tiene su vertiente económica. EEUU podría aspirar así a integrarse en la cumbre de Asia del Este, que reagrupa al ASEAN y a seis socios comerciales de peso (Australia, China, India, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur). Los analistas auguran a este foro una importancia estratégica inmensa.