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Raimundo Fitero

Cuerpo presente

La otra noche en CNN+ entrevistaban a un siquiatra forense muy televisivo y transmitía relativismo científico. Estaba promocionando un libro de memorias y como se hace con frecuencia se pasa por la etapa de cargos en el régimen franquista como si fuera una circunstancia ineludible. Cuando no se puede ocultar se vende como si eso fuera lo normal. Y no es cierto, no todos los licenciados en Medicina entraban en el ejército y hacían carrera en él. Lo que interesa ahora es que los cuerpos presentes hablen. Un forense es más que un filósofo. Entiende a las vísceras como la bruja Lola entendía a las velas.

Abrumados por este abuso forense, diseccionemos la programación no medicalizada. No la encontramos. No existe. O el cuerpo o el alma está siempre bajo sospecha o con diagnóstico inapelable. Hay programas dedicados a visitar diariamente playas, algunos pantanos o piscinas y siempre con el aliciente de mostrarnos los cuerpos allí presentes. Es un recurso veraniego. No se puede considerar uno como un buen becario si no hace un reportaje sobre las playas o sobre las fiestas patronales. Son las pruebas del nueve del tópico. Pero cuando se trata de espacios dedicamos a ello, empezamos a escudriñar entre las sombrillas, las dunas y las cremitas que tú me das. Y ahí es cuando descubrimos que se trata de otra manera de recordarnos que somos mortales y que los realizadores de estos programas o reportajes tienen un manual obsoleto y fuera de normativa.

Siempre que se ve una playa, sea del lugar que sea, aparecen señoritas de buen ver con sus pechos al aire y sus tangas minúsculos reclamando discreción. Cuando se trata de verter sobre un lugar malos augurios, simplemente se retrata la parte en la que familias completas, con sombrilla, mesita y tortilla de patatas copan las diez primeras líneas de playa y justo en esas imágenes los cuerpos presentes, son reliquias, patrimonios por recalificar. Así que ese invento franquista por excelencia, Benidorm, reclame a TVE una reparación por un reportaje. Tienen razón, no se vieron tetas ni culos ni chicos con tabletas de pectorales, solamente cuerpos jubilados y niños alborotando.

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