Maite SOROA
Desconcertados
El atentado de Burgos despertó de su letargo veraniego a los pensadores de la prensa, que ayer dedicaban sus mejores piezas al asunto. Con un cierto desconcierto, por cierto.
El escribiente de «La Razón» buscaba una explicación. No se la pierdan: «El atentado de ayer está relacionado directamente con la decisión del Tribunal Supremo de desalojar a ANV de los ayuntamientos, en consonancia con la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos». Y se fuma un puro el tío. Y de esa melonada extrae, además, una conclusión categórica: «De ahí que tenga tanta importancia para sus propósitos esa parafernalia de movilizaciones, fiestas, homenajes y mítines encubiertos que los batasunos despliegan con motivo de las fiestas veraniegas de los pueblos, sobre todo en Guipúzcoa». Ya se ve la patita.
También en «El Correo Español» mostraban cierta confusión y llegaban a la cima del absurdo: «La unánime condena del atentado de Burgos por las fuerzas democráticas ha dejado una vez más en evidencia los silencios e interpretaciones justificatorias de quienes con razón se encuentran fuera de la ley». Pero, ¿no eran los de «El Correo Español», entre otros, los que clamaban por silenciar a la izquierda abertzale? ¿Por qué se quejan ahora de ese silencio? Se les ve frustrados.
Y el (o la) editorialista de «Abc» se caía de la higuera: «No se puede dar a ETA por derrotada, porque no lo está, y aún tardará en estarlo porque hay una parte de la sociedad vasca que, sin tapujos ni ambigüedades, apoya actos criminales como el perpetrado en Burgos». Si eso lo dice servidora, la empluman. Pero va más allá: «La realidad es ésta y, precisamente, porque no se debe cerrar los ojos ante ella, es necesario aprovechar el cambio de gobierno en el País Vasco para reformar de forma drástica sus estructuras políticas y educativas, que han sido los grandes viveros de ETA en los últimos años. El acceso de los socialistas al poder autonómico, gracias al apoyo del Partido Popular, tiene esta razón histórica de ser y en la medida en que sea coherente con ella, el fin de ETA estará más cerca. Por eso, en otro ámbito, resultan incomprensibles las decisiones judiciales que permiten a los proetarras celebrar homenajes públicos a terroristas, escudadas en galimatías de leguleyos para obviar que cualquier exaltación de un miembro de ETA es un delito de enaltecimiento del terrorismo, y no un problema de autorización administrativa». Otro memo que cree que cerrando txosnas resuelven el problemón.