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Derrota rojiblanca

Una novatada de muy mal gusto

La temporada arrancó con tropiezo para un Athletic obligado a neutralizar el gol de Doumbia dentro de ocho días si quiere seguir adelante en la Europa League. Pudieron hacerlo anoche, pero Fernando Llorente falló un penalti en la segunda parte.

ATHLETIC 0

YOUNG BOYS 1

Amaia U. LASAGABASTER | BILBO

La noche de estreno acabó con disgusto mayúsculo. Arrancaba la temporada, San Mamés inauguraba la nueva Europa League, además del césped, debutaban Muniain y Castillo... Decorado perfecto para una bonita noche de verano, si no fuera porque el Young Boys ejerció de veterano de colegio mayor y el Athletic entró al trapo, sufriendo una novatada de muy mal gusto.

Aunque el escenario no parezca el mejor -y la imagen que ofrecieron ayer ambos equipos tampoco invite al optimismo-, los rojiblancos al menos tienen la oportunidad de devolver la faena al equipo suizo dentro de una semana.

Los temores que rodeaban el choque tomaron cuerpo en cuanto echó a rodar la pelota. Al Athletic le faltaba de todo menos ganas. Escaso argumento frente a un rival que, se sabía y se comprobó, llegaba a la cita más rodado. Y con las ideas muy claras. Con tranquilidad, unos torreones en defensa que miraban desde arriba al propio Llorente, los laterales -al menos Degen- esperando huecos para subir a la carrera y Doumbia encantado en su papel de incordión, el Young Boys se encontró casi con el partido soñado. O sin casi porque en los primeros veinte minutos no sufrió -los rojiblancos no fueron capaces ni de poner a prueba las afirmaciones que apuntaban a Wölfli como el peor de su equipo- y a partir del 23 jugó con ventaja.

Un mazazo que se había visto venir en un par de ocasiones y que entre Degem, con una galopada que no pudieron frenar Orbaiz y Ocio, y Doumbia, aprovechando el rechace de Iraizoz, acabaron propinando. Sólo un paradón del navarro, siete minutos después, evitó que el panorama fuese aún más desolador. Al menos, ese último susto y el calorcillo de un San Mamés considerablemente mosqueado, provocaron cierta reacción en el equipo, que de ahí al descanso sufrió un poquito menos e inquietó un poquito más. Hasta sondeó al meta helvético que, vaya por Dios, respondió de forma casi espectacular a una falta botada por Yeste.

Lamentablemente, la esperanza no tardó demasiado en desvanecerse. A los siete minutos de la reanudación llegaba el segundo mazazo de la noche, esta vez en la portería de Wölfli. El árbitro convertía en penalti una patada al suelo y posterior caída de Iraola, Llorente lo lanzaba con paradinha incluída y el portero bernés se convertía en uno de los hombres de la noche al despejarlo a córner.

El Athletic intentó superar el golpe, mientras su afición dudaba entre secundar la reacción, lamentar el mal trago y recriminar las pérdidas del rival. Joaquín Caparrós decantó la balanza hacia la primera opción con el debut de Iker Muniain, que saltaba al césped de San Mamés a media hora del final acompañado por una gran ovación.

De ahí al final, el partido transcurrió entre los intentos sin resultado de un Athletic más rabioso, también más acertado, y los igualmente infructuosos contragolpes de un Young Boys que guardó la ropa, pero que no quiso renunciar a la posibilidad de ampliar su ventaja.

 

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