Euskal Herria jaietan
Blusas y neskas veteranos dejaron claro que la fiesta no tiene edad
La calle fue de ellos y ellas. De los blusas y neskas veteranos, que en su día no defraudaron y animaron como los más jóvenes. Cumplieron con el guión, que comenzó pronto, con la misa, y para muchos terminó tarde, quizá en las barracas. Protagonizaron el paseíllo a los toros y dejaron claro que tienen cuerda para rato. Hoy Celedón se despide, así que toca aprovechar las horas que quedan, aunque eso sí, la fiesta sigue hasta bien entrada la madrugada del lunes.
Joseba VIVANCO |
El día 8 de agosto, previo a la despedida de los festejos, cada vez tiene menos que envidiar al día grande de La Blanca. Y lo es porque, como sucedió ayer, las calles céntricas de la capital alavesa estuvieron tomadas por multitud de gente ávida de fiesta, pero eso sí, nadie con más ganas que los blusas y neskas veteranos que volvieron a recorrer las calles con una alegría digna, en este caso sí, de envidiar.
Para ellos la jornada, tristona por el tiempo, arrancó sobre las nueve de la mañana, aunque como muchos confesaban llevaban días, un año entero, esperando esta fecha en la que, como una veterana neska reconocía, «podemos hacer el gamberro». A esa hora se empezaba a pasar lista, a los que faltaban y a los nuevos. Entre estos últimos, el pastelero gasteiztarra Luis López de Sosoaga, que por primera vez dejaba el obrador en manos de su hijo para acudir a la misa en la iglesia de San Miguel, formando parte de esta veterana cuadrilla que volvió a juntar un centenar largo de blusas y neskas que un día también fueron jóvenes... de edad.
En las escalinatas que coronan la plaza Virgen Blanca, ellos y ellas se retrataban en la foto de rigor. Luego, la mayoría, a misa. Y después, uno de los momentos más emotivos, la ofrenda de ramos de flores en honor a la patrona y alguna que otra jota en su honor.
Antes de iniciar su particular pasacalles hasta la hora de comer, se impusieron los pañuelos que reconocen la labor de algunos de estas veteranas almas de la fiesta. Este año, le correspondió a, seguramente, uno de los de más edad y que ayer que volvió a enfundar su blusa de una cuadrilla ya desaparecida, «los Garcitos». Se trata de Celestino y sus 85 años.
Pero también lo recibieron el párroco de la iglesia de Santa María, José Ángel López de la Calle, y Asun Gorospe, una de las neskas veteranas más populares, que no quiso ser menos que Celedón y también cantó al Deportivo Alavés. «El traje de neska me lo he hecho yo y las puntillas a ganchillo las he ido ha- ciendo mientras iba en los desplazamientos a ver al Alavés», contaba orgullosa y guapa. «Terminaremos a la noche en las barracas hasta que aguantemos», anunciaba sus intenciones.
A partir de ahí, achaques olvidados. Con el día por delante, fueron en kalejira hasta la zona de Desamparadas, donde dieron buena cuenta del almuerzo en Arte Pan, con chopirán y trago de vino. Luego, vuelta a la calle Correría, deteniéndose un poco en la Fuente de la Salud, «unos para beber agua y otros para beber vino». Unos cánticos del maestro Alfredo Donnay y, cómo no, el himno del Glorioso, y de ahí a animar a la zona centro.
En las txosnas, feria ecológica
Tanto la Virgen Blanca como la calle Dato se abrieron de par en par para recibir a esta cuadrilla de jóvenes de ayer por los cuales no parecían pasar los años. Irrumpieron en la céntrica y atestada calle guiados en cadeneta por José Antonio Cristóbal -Celedón de Oro hace 30 años-, que portaba un cartel con la leyenda: «Si sientes la crisis hermano, aquí tienes la mano que te tiende un blusa veterano».
Tras la ganada comida de muchos de ellos en el Círculo Vitoriano, incluidos café, copa y puro, para ellos y ellas fue la hora de protagonizar el paseíllo de ida a los toros, que en este día tienen el privilegio de abrir. A fe que fue uno de los paseíllos más animados de esta semana, a pesar de que muchos ya no tenían ni voz, aunque sí ganas de bailar y saltar. «Esto es muy cansino, ¿eh?», confesaba uno de ellos. Al final, unos a los toros y otros al Bujanda a seguir de farra.
Una jornada larga para estos jóvenes de espíritu, pero que acabaron con la firme idea de volver a estar el año próximo en las escalinatas de San Miguel para hacerse la foto de familia.
Fueron protagonistas principales en un sábado cargado de actos y citas a las que acudir. En las calles del centro, gigantes y cabezudos no dejaron de atraer las miradas de los más pequeños, artistas callejeros congregaban numeroso público en torno a sus espectáculos, la banda catalana Always Drinking -que esporádicamente visita Euskal Herria y que se gana al público allá donde va- colapsaba el inicio de la calle Dato con su música callejera, la Plaza de los Fueros seguía con atención a aizkolaris y harrijasotzailes... Gasteiz era una fiesta, y no sólo el centro.
En la zona de Universidades se celebraba el Entxosnazio Eguna. Tranquilidad y nada de bullicio a mediodía, para echar una partida a los bolos como algunos hacían o echar un vistazo, y comprar, en los puestos de productos ecológicos diseminados junto a las txosnas. Hortalizas, miel, sidra, huevos, pan, queso, alimentos naturales que llevarse a casa y, de paso, llenar el estómago con un talo.
Pero no era la única cita para el paladar en el recinto txosnero. Miembros de la federación de asociaciones gastronómicas Boilur cocinaban a esas horas la comida popular para unas doscientas personas. Un menú ecológico a base de verdura, mucha y variada verdura, patata y carne de ternera, de ganado criado en Urduña. Y para bajar el menú, romería.
Hoy, Celedón se despide
De vuelta al centro festivo de la ciudad, la estampa se repetía. Bares y cafeterías llenas, las calles con mucho público y apurando ya casi las horas previas a la última jornada festiva. Este domingo será cuando Celedón se despida de nuevo pasada la medianoche, en una cita que por tercera vez en apenas seis días volverá a llenar la Plaza de la Virgen Blanca, esta vez con velas y seguro que alguna botella de cava.
Y para los que no quieran ser nostálgicos despidiendo al aldeano de Zalduondo, en las txosnas, concierto con Gatillazo. Incluso, a eso de las 3.00, quien no tenga que madrugar puede desayunar temprano un chocolate caliente con bizcochos en la calle San Prudencio, gracias a la cuadrilla de blusas Belakiak. A partir de mañana será el momento de los balances y saber si el comentario de que ha habido menos gente por lo de la crisis es cierto o una falsa impresión.
El colectivo EGHAM ha criticado la presencia de cargos políticos en actos religiosos de las fiestas y muy especialmente las palabras del obispo Asurmendi por su «espectáculo» con las declaraciones contra el aborto y en defensa de la enseñanza religiosa.
El Circo Mundial se despide hoy de la capital gasteiztarra, así que será la última oportunidad de presenciarlo. Parece que la crisis no le afectado en cuando al número de asistentes.
Esta noche los protagonistas son Gatillazo, Vómito y Karrocerias Betoño, todos ellos en el recinto de las txosnas, ya que el programa de conciertos del Ayuntamiento terminó anoche con Celtas Cortos.
El olor a chorizo invitaba a adentrarse en la mañana de ayer en la Plaza Nueva, donde por decimoquinto año la cuadrilla de blusas Bereziak organizaba el concurso gastronómico. «¡Ah! ¿Pero no era gratis?», preguntaba desilusionada una señora. No, señora, no, pincho de chorizo y vaso de sidra a euro y medio. Un aperitivo con el que seguir de cerca el arte culinario de la quincena de cuadrillas de blusas que se presentaron al certamen, con la obligación, como siempre, de incluir la patata alavesa en su plato; el resto de ingredientes, al gusto de cada cual. Comenzaron pronto con el fogón, aunque algunos tenían que almorzar antes unos huevos fritos, como los de Batasuna, o hincarle el diente a la pata de jamón serrano, como los de Belakiak, antes de ponerse manos a la obra. Y todo bajo la atenta mirada del interesado público que no dudaba en preguntar por ingredientes, como la salsa picante de la que echaban mano las chicas de Zoroak, vigentes campeonas de este concurso.
Al final de la mañana, quince variados platos tuvieron que someterse al veredicto del jurado de la federación gastronómica Boilur. Eso sí, los premios se hicieron de rogar. Primero se anunció el ganador del concurso de cata, que se llevó a cabo de forma paralela al gastronómico. El vencedor, Ander Díaz de Arkaia, de la cuadrilla Zoroak. «Ganan hasta la cata de vino», comentaba el maestro de ceremonias, ya que la misma cuadrilla era una de las favoritas a llevarse el laurel al mejor plato, algo que ha conseguido más de una vez. Pero el concurso gastronómico iba a deparar sorpresas, como se anunció por la megafonía.
Y no era para menos. Los ganadores de esta edición iban a ser unos sorprendidos Gasteiztarrak, que el año anterior habían ocupado la última posición. Pero esta vez la pareja de cocineros era nueva y Ricardo Pascual y José Manuel Gómez se impusieron con su «vasito tricolor» o, lo que es lo mismo, una especie de puré de patata con diferentes salsas, de espinaca, trufa, nata... Para chuparse los dedos. El segundo puesto recayó en el plato «colesterol de Goiko», de Okerrak, mientras que el tercero fue a parar a Txirrita. Las favoritas de Zoroak se fueron al puesto quinto, mientras que el farolillo rojo este año se lo quedó Zintzarri. J.V.