Imanol INZIARTE Periodista
Danzad, danzad, malditos
Como arranque, a modo de presentación y para que todo el mundo sepa a qué atenerse: discrepo de quienes cada año por estas fechas recitan como una mantra eso de que «las fiestas de Donosti son una mierda».
A riesgo de acabar siendo, como diría algún navarro, el capacico de las ostias, defiendo contra viento y marea que esta frase no es más que un ritual de obligado cumplimiento en estas fechas, como decir «Feliz año nuevo» el 1 de enero a ese vecino con el que no cruzarás una palabra en los próximos doce meses.
Propongo que, en vez de cantar el «Artillero», se elija a un pregonero o pregonera para que se suba al kiosko del Boulevard micro en mano y grite: «Donostiarras, las fiestas son una mierda, gora Donostia». Y después, cañonazo al canto. Vendría a ser nuestra versión particular del «Gora San Fermín» de los iruindarras o del «Celedón, se ha hecho una casa nueva...» de los gasteiztarras.
Una profunda encuesta, tipo Euskobarómetro, realizada en un universo de dos personas, señala como argumentos básicos para sustentar dicha afirmación que «la gente no baila ni se mueve, sólo mira» y que «el Ayuntamiento no apoya a los movimientos populares».
Esto último es lo habitual en casi todas partes -los programas son todos similares- y respecto a lo primero, ¿por qué es más divertido-participativo bailar que escuchar-observar? Que cada cual se divierta a su manera, que para eso se inventaron las fiestas. Pesados.