TRAS LAS EXPLOSIONES DE MALLORCA
Tres vascos, al cuartel en Pollença
Los atentados de Mallorca han colocado a las FSE ante un difícil equilibrio: cómo dar caza a los autores sin ahuyentar a los turistas. Si la semana pasada trascendió la intervención en un ferry en Algeciras, ahora se ha sabido que tres turistas vascos acabaron en comisaría en Pollença.
GARA
Los hechos se produjeron el 30 de julio, poco después del atentado mortal contra dos agentes de la Guardia Civil en Palmanova (Calviá) y en unas horas en las que se impuso un impresionante cerco policial que incluía el cierre del aeropuerto de Palma. Según difundió ayer el movimiento pro-amnnistía de Santurtzi, sobre las 15.30 tres vecinos de Ezkerraldea fueron re- tenidos en uno de esos controles cuando iban hacia Alcudia.
Uno de ellos lleva tiempo residiendo en la isla, y estaba pasando estos días de asueto junto a dos familiares. Han explicado que al entrar en Alcudia, localidad ubicada al norte de Mallorca, se toparon con ocho vehículos de la Guardia Civil. «Nada más ser parados le solicitan el carnet de identidad al conductor del coche, y al ver su procedencia les hacen estacionar en la carretera y realizan varios registros, tanto del vehículo como de los ocupantes», narra el movimiento pro-amnistía.
Esta situación se prolongó «a pie de asfalto» durante dos horas, en los que la Policía comentó a estos tres vascos que simplemente se estaba comproban- do su identidad. Sin embargo, tras ello fueron trasladados por la Policía Judicial a un cuartel de la Guardia Civil en la localidad de Pollença, «donde se les procedió a realizar la ficha policial», incluidas fotos, huellas y registros de ADN.
Los tres vecinos de Ezkerraldea permanecieron en comisaría cuatro horas. En la última de ellas, llegaron al lugar en un vehículo de la Policía Judicial dos personas para realizar interrogatorios individualizados y de unos quince minutos de duración. El movimiento pro-amnistía de Santurtzi explica que entonces «al tener una de las per- sonas antecedentes penales, ya que es un ex preso político vasco, se les presionó y acusó de realizar la acción contra los dos guardias civiles, para pasar posteriormente a ser acusados de colaborar en la acción».
Al final todo quedó en un mero susto desagradable. Los tres pudieron recoger sus cosas y marcharse. Pero el movimiento pro-amnistía lo califica como «la otra cara de Mallorca para los vascos» y anima a difundir estas actuaciones «para que no sean ocultadas ni silenciadas».