Ya ha transcurrido más de un año, desde que la Policía Municipal de Iruñea me llevara detenido por agredir, supuestamente, al parlamentario de NaBai Ioseba Eceolaza. Hace varias semanas se cerró el recurso y por ese motivo me veo en la obligación de escribir, puesto que ha supuesto mucho sufrimiento para mi familia y para mí, entre otras cosas, por las difamaciones que se han vertido.

Tras la detención, el linchamiento mediático que sufrimos fue impresionante. Batzarre hizo públicos mi nombre y el del otro denunciado, indicando además mi «conocida» pertenencia a la izquierda abertzale y mi «matonismo político». No he pertenecido nunca a la izquierda abertzale, pero eso no importaba, había que echar leña al fuego, a pesar de que no me conozcan la inmensa mayoría de los miembros de la izquierda abertzale de Iruñea.

Poco tiempo faltó para que UPN, PSN, NaBai, UGT, CCOO o STEE-EILAS, entre otros, continuasen con la condena sin saber lo ocurrido y descartando nuestra presunción de inocencia.

Los medios de comunicación realizaron su labor no investigando y no aportando relato alguno de los detenidos.

El 28 de octubre se realizó el juicio, donde fuimos absueltos mi hermano y yo, dado que dos días antes se le notificó la denuncia a mi hermano y se tuvo que sentar en el banquillo junto a mí. Ningún medio de comunicación relató lo allí acontecido. No se publicó nada de las múltiples contradicciones en las que cayeron los hermanos Eceolaza, dando versiones totalmente contrapuestas. Todo el juicio está grabado, como prueba. Ioseba llegó a decir que no me conocía a mí, pero a mis dos hermanos mayores sí, ya que coincidió con ellos en la ikastola Paz Ziganda, cuando Ioseba y yo estuvimos en el mismo curso, aunque en diferentes aulas.

Tengo claro que Ioseba mintió desde el principio, tergiversando la supuesta paliza que sufrió, siendo esta la razón por la que los hermanos Eceolaza contaron relatos totalmente contrapuestos. Ioseba no ha contado en ninguna ocasión la verdad y eso le descalifica como persona y como cargo público que es. Una persona que dice ser de izquierdas y abusa de su condición de parlamentario para tener rentabilidad política o protagonismo para mí no es de izquierdas, sino un «trepa». Pero lo más triste es que todavía ostente un cargo público en el Parlamento de Nafarroa.

No voy a relatar todo lo que sufrí aquellos días, desde la detención, petición de cárcel de cuatro a seis años, días de baja por mi estado anímico, etc. Pero todavía estoy esperando alguna disculpa o rectificación de algún partido, sindicato o medio de comunicación que en su día no tuvo reparos en condenarme de antemano. Y qué decir de Batzarre y alguno de sus miembros, como Josetxo Arbizu o Jesús Urra, que fueron los primeros en hacer público mi nombre, colocándome la coletilla de «matón de la izquierda abertzale».

Tras ser absuelto judicialmente, junto a mi hermano, le pido a Ioseba Eceolaza que realice públicamente las rectificaciones pertinentes por haberme inculpado en los hechos relatados en la Comisaría municipal de Iruñea, por tergiversar los acontecimientos ocurridos en la cuesta del Labrit, por inculparme reiterativamente hasta el día del juicio, por afirmar ese día no conocerme, por inculparme al afirmar que pertenezco a la izquierda abertzale. También espero una rectificación de Batzarre, más en concreto de Josetxo Arbizu y Jesús Urra.