Baluchistán, un pueblo víctima del olvido y del interés geoestratégico de sus territorios
La serie de reportajes que hoy comienza a publicar GARA sobre Baluchistán asombrará a más de uno. Divididos entre Irán, Afganistán y Pakistán, desde antaño los baluches luchan políticamente por el reconocimiento y pelean diariamente por la supervivencia. Parias de la descolonización por un lado y de la asimilación por el otro, al padecer la violencia de estados que no los reconocen, que los segregan y que los reprimen con total impunidad. Pero son también víctimas del desconocimiento generalizado sobre su existencia, así como de la dejación de la comunidad internacional.
Una dejación que tiene, además, una cara oculta. Como señala Karlos Zurutuza -uno de los pocos periodistas occidentales que ha accedido a la zona y que ha retratado sus condiciones de vida y sus demandas-, es posible que los baluches tengan razón al decir que el mundo parece haberse olvidado de ellos. Pero también señala que la comunidad internacional tiene una agenda clara para los territorios de Baluchistán. Una agenda basada en la explotación de los yacimientos de carbón, petróleo, uranio, oro y cobre. Unos bienes a los que, sin embargo, los propios baluches no tienen acceso.