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Tasio Erkizia militante de la izquierda abertzale

¡Mal que os pese, seremos legales!

Tasio Erkizia se refiere al contexto represivo en el que se han producido las declaraciones del ministro de Interior español y del consejero de Interior de Lakua, en las que aseguraban que la izquierda abertzale no será legal aun en el caso de que se desmarque de ETA. Erkizia considera que «se han quitado las caretas» y percibe en el PSOE «miedo escénico al debate de las ideas y la confrontación de estrategias políticas para lograr la plena democracia en nuestra tierra». No obstante, el título del artículo no deja lugar a dudas respecto a su opinión sobre el futuro de la izquierda abertzale.

Sin arrogancia, pero con el convencimiento que da la defensa de una causa justa, afirmo con total seguridad que, mal que les pese a los señores Ares o Rubalcaba, la izquierda abertzale será perfectamente legal también en el Estado español. Pese a todas sus amenazas y obsesiones ilegalizadoras, es seguro que conseguiremos mantenernos e incluso aumentar nuestra fuerza transformadora hasta lograr ser el motor del cambio que necesita Euskal Herria. Lejos de disminuir nuestra presencia, irá en aumento el liderazgo en la sociedad vasca. Va a ser un estrepitoso fracaso vuestra apuesta por hacernos desaparecer.

Este verano se han quitado todas las caretas. Si alguien tuviera alguna duda, las últimas declaraciones de los dirigentes del PSOE dejan en evidencia la fobia y persecución que fomentan contra proyectos e ideas políticas. El ministro de Interior español y su homónimo del tercio autonómico vasco, desmelenados y animados por otros representantes de sus respectivos gobiernos y partidos, realizan afirmaciones que superan todos los límites imaginables.

El «apagón informativo» impuesto en ETB sobre cualquier tema que suponga defensa de la identidad vasca o crítica a la política represiva del gobierno de turno; la obsesión persecutoria contra las fotos de las presas y presos políticos vascos; las escandalosas censuras a simples pancartas festivas como las de las peñas de Iruñea o los blusas y neskas de Gasteiz; las afirmaciones rotundas de la Sra. Celaá en los pocos días en los que ha sido lehendakari en funciones: «Hay que perseguir a ETA y sus ideas políticas», que recuerda la persecución nazi contra las ideas de los comunistas y socialistas de su tiempo; las llamadas del concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Bilbo, conminando a boicotear y criminalizar a la txupinera de Aste Nagusia por el simple hecho de ser hermana de un preso político y sin el mínimo respeto al apoyo mostrado por parte de todas las comparsas festivas. Éstos y otros muchos ejemplos que podríamos citar, ¿qué otra cosa indican que persecución sistemática de toda protesta contra el orden establecido, la criminalización de la crítica política y la censura a todo lo que molesta a quien está en el Gobierno?

Mezclan democracia con razones de un estado imperialista; defensa de los derechos de los prisioneros vascos con enaltecimiento del terrorismo; el derecho a la manifestación con actos de «kale borroka»; la crítica contra la dispersión de los presos y presas con actos de apoyo a ETA; las muestras de solidaridad de sus familiares con identificación, cuando no exaltación, de la lucha armada, etc., etc. Y en ese totum revolutum intentan justificar sus verdaderos objetivos que no son otros que erradicar de la sociedad vasca un proyecto político en favor del derecho a decidir libremente su futuro, para respetando la voluntad popular, lograr la independencia del pueblo vasco.

Y en ese contexto se entiende perfectamente la afirmación de Rubalcaba y su fiel escudero Ares de que la izquierda abertzale no será legal aunque se desmarque de ETA. Grito de guerra, prepotente y chulesco de quienes apuestan por hacer desaparecer un proyecto político con el que se identifica un sector muy importante de nuestra sociedad, pero que les resulta molesto para su idea de la España Una y Grande franquista.

El PSOE tiene miedo escénico al debate de las ideas y la confrontación de estrategias políticas para lograr la plena democracia en nuestra tierra. Es consciente de que les sobra fuerza militar y policial, pero carecen de razones políticas. Por ello, en lugar de por la vía del diálogo, apuesta por la ilegalización; en lugar de buscar los caminos del entendimiento y de la convivencia, eligen el de la confrontación; ante la oportunidad de abrir un escenario democrático, cierran todas las puertas impulsando el camino de la represión policial.

Pero una vez más se equivocan. Porque la izquierda abertzale no es un partido político más. Es un movimiento popular amplio, dinámico y valiente que explicita en un proyecto político las ansias de liberación nacional y social de un espectro muy amplio de la sociedad. Ese movimiento lidera las aspiraciones liberadoras de Euskal Herria, pero no son unas siglas coyunturalmente configuradas, sino reflejo de unos sentimientos y de un pensamiento político muy enraizado en las tierras vascas. Pueden ilegalizar siglas, pero no pueden secuestrar ni erradicar ideas.

Resulta baldío intentar criminalizar a la izquierda abertzale, entre otras muchas razones porque defiende una causa justa. Lo decimos constantemente: siendo nuestros objetivos la independencia y el socialismo, nuestra apuesta actual es poner las bases para una democracia real en la que todas las opciones políticas tengan igualdad de oportunidades. La convivencia exige respeto a la pluralidad y la diversidad, pero en base a la identidad lingüística y cultural de la tierra en la que vivimos. La convivencia nunca existirá si no es en base a la justicia. Es posible silenciar las causas justas, incluso se puede llegar a criminalizarlas presentándolas a la sociedad de manera sesgada y falseada. Pero es difícil hacerlas desaparecer.

Más que difícil es imposible erradicar sentimientos y pensamientos profundos siempre que exista un sector de la población dispuesto a defenderlos cueste lo que cueste. Decimos con tanto convencimiento que el intento de hacer desaparecer la izquierda abertzale va a resultar un fracaso estrepitoso, porque somos muchos las mujeres y hombres que tenemos la determinación de luchar y trabajar para que Euskal Herria no desaparezca y para dicho objetivo este movimiento popular es una garantía imprescindible.

En las recientes elecciones europeas, a pesar de no poder presentarnos con nuestras propias listas electorales y apenas realizar campaña, demostramos fehacientemente que gozamos de una muy amplia credibilidad popular. A pesar de estar diez años ilegalizados y constantemente criminalizados por la mayoría de los medios de comunicación, un sector importante de la ciudadanía se identifica con los postulados de la izquierda abertzale.

Nuevamente se equivocan los gobiernos del Reino de España, así como sus sucursales de Iruñea y Gasteiz, si creen que con nuevas medidas represivas va a desaparecer la izquierda abertzale. La legitimidad y la fuerza nos las conceden las ciudadanas y los ciudadanos. Y por mucho que se empeñen, encontraremos la estrategia más idónea para que también seamos perfectamente legales. Sin trampas y sin mendigar, con la claridad que nos caracteriza lo vamos a conseguir. ¡Ojalá no se empeñen en impedirlo por la imposición y la locura represiva!

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