EEUU y la UE han decidido no esperar a los resultados, siquiera parciales, de las elecciones presidenciales afganas y presionan abiertamente a los dos principales candidatos a que acepten una segunda vuelta.

La tensión creciente después de que los dos principales rivales, el presidente Hamid Karzai y el ex ministro de Exteriores Abdullah Abdullah reivindicaran el triunfo en primera vuelta no ha pasado desapercibida en las cancillerías occidentales, que lo último que desean es que el escenario postelectoral quede fuera de control.

Las reuniones entre diplomáticos occidentales con candidatos y responsables locales se han multiplicado en los últimos días y horas.

El enviado estadounidense para Afganistán y Pakistán (AfPak), Richard Holbrooke, se reunió el pasado viernes separadamente con Karzai y Abdullah.

El encuentro del representante político del principal actor de la ocupación de Afganistán -y, por tanto, sostén del Gobierno títere de Karzai- no ha pasado lógicamente desapercibido.

«La cuestión ahora es saber si Karzai, que controla la Comisión Electoral Central afgana, va a aceptar una segunda vuelta. Es una de las cuestiones que se abordaron en las reuniones del emisario de Barack Obama», reconoció un diplomático desde el anonimato.

Oficialmente, la UE está guardando más las formas y se limitó a pedir «a todas las partes (...) que recurran únicamente a los medios legales y a las instituciones nacionales apropiadas para resolver sus diferencias y quejas» sobre el escrutinio.

El norte y el sur

Sin embargo, la misión de observadores enviada por la UE a los comicios se sumó al creciente coro que, a falta de resultados, insiste en que lo mejor sería que hubiera una segunda vuelta. Así, la misión aseguró, en su balance de los comicios, que la participación fue «considerablemente más elevada en el norte del país» y «particularmente baja en el sur».

El mensaje es todo menos neutro. En el rompecabezas étnico afgano, el norte, donde se concentra la minoría tayika, es sobre el papel más favorable a Abdullah, quien basó su campaña en el recuerdo al señor de la guerra tayiko Ahmed Massud. El propio Abdullah es hijo de padre pastún y madre tayika.

Por contra, el sur y el este son preferentemente pastunes, minoría mayoritaria en el país (en torno a un 40% de la población) a la que pertenece tanto Karzai como buena parte de la resistencia afgana, incluidos los guerrilleros talibán.

Una segunda vuelta podría en principio beneficiar a Abdullah sobre Karzai, político caido en desgracia en los últimos tiempos por los mismos que le auparon al poder, EEUU y sus aliados europeos.