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Kitano se autodeconstruye

«Glory to the filmmaker!»

Mikel INSAUSTI |

Otro reflejo reciente de la etapa autoparódica iniciada por Kitano con «Takeshis», en la que se ríe con su característico y desconcertante humor amarillo de la crisis creativa por la que atraviesa delante y detrás de la cámara en los últimos años.

Llega con retraso la penúltima creación de Takeshi Kitano, ya que después ha realizado «Aquiles y la tortuga», donde divaga sobre las necesidades expresivas y peculiaridades de los artistas sin talento. Esta es la preocupación máxima de su obra actual, desde que con la fallida «Takeshis» iniciara una deconstrucción de su personalidad como cineasta, adelantándose a los críticos a la hora de anunciar públicamente una crisis creativa. Si lo que perseguía era llevar a cabo una operación autoreflexiva similar a la acometida por Fellini en «Ocho y medio», el resultado es cuando menos desconcertante, al extraer de sí mismo la parte más elemental de su cine, la que se remonta a los tiempos en que se dio a conocer con el programa televisivo «Humor amarillo». Y de eso hay en «Glory to the Filmmaker!», puesto que no duda en autoparodiarse y mostrarse como el cómico burdo de los inicios, algo que ya hizo hace quince años en su loca comedia «Gettin Any?». Se interpreta a sí mismo en la vertiente del autor que se ha hecho internacionalmente famoso con las violentas películas de yakuzas, pero que fracasa en sus repetidos intentos por cambiar de género. Así, empieza a rodar proyectos de aproximación al cine nacional chambara de samuráis, lo que ya hizo en la realidad con «Zatohichi». Pero en la ficción va más lejos y prueba con el terror de fantasmas, incluso con la ciencia-ficción y todo lo que se tercie para seguir manteniéndose dentro de la cambiante industria del cine.

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