Desde que hace ya setenta años Alfred Deller resucitara la voz y el repertorio del contratenor (término sugerido por Michael Tippet), este tipo de voz se ha ido normalizando en la escena lírica y ha lanzado un buen puñado de cantantes magníficos que han desempolvado y dado a conocer numerosos tesoros perdidos de la música barroca. Prueba del buen momento que atraviesan los contratenores en la actualidad es la propia Quincena Musical, que ha programado hasta cinco recitales protagonizados por contratenores. Tras el de José Hernández-Pastor, el de Bejun Mehta y los dos de Carlos Mena, hoy llega el recital del que es probablemente el contratenor más importante de las últimas dos décadas, y mucho más, en realidad, que un simple contratenor.

Andreas Scholl, que hace unos años fue nombrado mejor cantante del mundo por una prestigiosa revista alemana, ha tenido una influencia decisiva en la manera de interpretar vocalmente a Bach y el repertorio luterano. Su voz, de timbre definido y cristalino, además de muy varonil, ha creado un nuevo estándar sobre cómo debería ser la voz ideal de un contratenor, una disciplina vocal, recordémoslo, de muy reciente creación. Además Scholl, que con su parecido a Clark Kent siempre ha caído simpático a la gente, ha sabido llevar la voz de contratenor un poco más lejos, participando de proyectos de música popular e incluso en bandas sonoras, como la de «El mercader de Venecia», de Michael Radford.

En el concierto de esta tarde en el Victoria Eugenia, Scholl interpretará una selección de temas del compositor y poeta del medioevo Oswald von Wolkenstein (1376-1445), que dejó un legado musical de notable importancia, aunque no muy conocido.

Wolkenstein, nacido en los Alpes Tiroleses, vivió en una época convulsa y lúgubre. Las consecuencias de la Peste Negra que asoló Europa aún eran palpables en su infancia, las intrigas y las luchas internas que fragmentaban la Iglesia causaban mucho malestar, y la guerra entre Inglaterra y Francia parecía no tener fin. En aquel entorno, Wolkenstein tuvo una vida de lo más activa: se dedicó a la alta política, y fue un gran viajero. En su obra las referencias biográficas son evidentes y sus canciones se dividen en tres grandes temas: Dios, las mujeres y los viajes. Para su interpretación, Scholl contará con la ayuda de una agrupación musical especialista en música del siglo XV, Shield of Harmony.