La concurrida feria de Santiago en Gasteiz fue el primer órdago de los ganaderos alaveses contra el Plan de Gestión del Lobo presentado por la Diputación foral meses atrás. La tradicional cita de San Roke en Amurrio también se quedó casi huérfana de animales. El próximo 6 de setiembre es el turno de la feria del potro alavés en Urizaharra y la feria de Angosto. El tercer fin de semana del mismo mes, la de Artziniega y el Artzain Eguna de Amurrio. Y en octubre, la más veterana, la feria de Agurain que data de hace seis siglos.

El próximo 10 de setiembre termina el plazo dado por la Diputación alavesa para presentar alegaciones y aportaciones al borrador de este controvertido plan, y de no dar alguien el brazo al torcer, estas ferias corren serio peligro de no celebrarse.

Desde el sindicato agroganadero UAGA lo vienen repitiendo todo este verano: que Araba sea una zona de exclusión del lobo dentro del Estado español, es decir, que se impida su asentamiento en los montes del territorio. En setiembre planean retomar las conversaciones con la institución foral para tratar de reconducir un desencuentro que perjudica a los ayuntamientos que organizan las ferias, pero también a los propios ganaderos que dejan de cobrar las primas por acudir a ellas.

UAGA, lo mismo que Sergal, defienden que Araba no puede ser zona de presencia del lobo, porque, insisten, su equilibrio con la ganadería extensiva en sierras como las de Gibijo, Izki o Elgea es incompatible. Y como mejor arma para defender sus reivindicaciones han optado por la presión, a través del boicot a las ferias.

Por parte de la Diputación se observan dos posturas sutilmente diferenciadas para afrontar este punto muerto. El titular de Medio Ambiente, Mikel Mintegi (EA), principal promotor del nuevo Plan, tiene claro que «hay que trabajar por conseguir que el lobo conviva con la ganadería extensiva», es decir, nada de Araba como zona de exclusión. Por contra, la diputada de Agricultura, Estefanía Beltrán de Heredia (PNV), se ha mostrado más conciliadora con los ganaderos y ha mostrado coincidencias con sus reivindicaciones al defender que «es prioritario conservar la ganadería extensiva».

La tercera voz discordante es la de los defensores del animal, como el Grupo Lobo Euskadi. Su intención, como confirma su presidente Jorge Echegaray, es la de presentar alegaciones al documento, aunque no las tienen todas consigo sobre qué pasará. «Si la Diputación se echa para atrás en lo que ha propuesto, sería un paso gravísimo», advierte.

Los ecologistas no comulgan tampoco con el borrador presentado. «Este plan es más de lo mismo. No dice nada nuevo. No es un plan de gestión del siglo XXI, es más, es un plan de gestión pero no de conservación. Por eso entendemos que es seriamente modificable», argumenta a modo de resumen. La duda de Grupo Lobo Euskadi es que las presiones que desde el sector ganadero se están haciendo estos meses «sean indicativas de algún tipo de negociación con el departamento de Agricultura, que se pueda traducir en lo peor».

Echegaray está convencido de que la postura de los ganaderos alaveses es «desfasada», porque va directamente contra la legislación vigente que ve en el lobo una especie de interés comunitario. «No entendemos ningún proceso en el que no se esté a favor de un plan de gestión, pero ellos ya anuncian que no van a debatir ni aportar nada al Plan. Directamente. Eso también lo debe saber la gente».

Así las cosas, las posturas se mantienen tan enfrentadas como hace meses y el borrador del Plan de Gestión ha ahondado en ellas. No obstante, los plazos de discusión del mismo están ahí y más allá de la efectividad en la que se traduzcan las presiones, el diputado Mikel Mintegi ya ha dicho que «no tenemos más remedio que convivir con el lobo». Pero todo indica que este cuento no ha acabado...