Naciones sin Estado reclaman respeto a su identidad y a sus dere- chos nacionales mientras quienes les sojuzgan aparecen cada vez más nerviosos.

Los escoceses tienen todo preparado para celebrar un referéndum sobre la independencia para 2010. El primer ministro escocés, el independentista Alex Salmond, ha presentado ya la propuesta para organizarlo y, como no podía ser de otra manera, cuenta con la oposición de la trinidad unionista formada por conservadores, laboristas y liberales, que en estas cuestiones actúan sin fisuras. Dicen que la mayoría de los escoceses no quieren la independencia, puesto que los independentistas no tienen mayoría absoluta en el Parlamento. La respuesta de Salmond es contundente: si tan seguros están, que dejen que los ciudanos decidan en las urnas.

Al unionismo español también le ha salido un sarpullido en los Països Catalans. Una convocatoria de referéndum simbólica en la población de Arenys de Munt ha puesto en marcha los resortes del autodenominado Estado de Derecho. Desde jueces que prohíben la consulta hasta la vicepresidenta del Gobierno defendiendo la Constitución. Española, evidentemente. La misma Constitución que permite manifestarse a los fascistas en Arenys de Munt. Significativo.

Miles de kurdos han salido también a la calle en Diyarbakir-Amed y Estambul para pedir que se les deje vivir como kurdos.

Voces que piden algo básico y esencial: que les dejen vivir tal y como quieren, como pueblos libres.