Antonio ALVAREZ-SOLIS Periodista
Surrealismo asturiano
Los radicales podrían acusarle de alta traición; los moderados, de indiscreto; los conjurados, de deslealtad; los amigos, de tontería. Y, sin embargo, no es nada de eso. Es simplemente un asturiano en el que ha aflorado el surrealismo de la raza. No hay un asturiano digno de serlo que no contenga una altísima dosis de surrealismo. ¿Por qué, pues, no había de ser surrealista Cayo Lara, comunista con mando, coordinador general de Izquierda Unida, que ni es izquierda ni está unida? Como la gaita, que suena cuando no se la sopla y se la sopla cuando no suena.
Cayo Lara ha presentado al rey, en una audiencia que debió disfrutar el monarca español como buen Borbón, los planes para traer la III República, planes que por su parte guarda tan celosamente el Sr. Pedro J. en nombre de la derecha.
Uno imagina a Cayo Lara mostrando esos planes o planos al monarca y tratando de explicarle por qué quieren los de Izquierda Unida expulsarle del trono.
Uno imagina al rey de España mirando los papeles con mucha curiosidad y ofreciendo un chocolate con bizcochos al Sr. Cayo Lara. Ni Pacto de San Sebastián, ni levantamiento militar en Jaca, ni conspiración para una gran huelga general. Simplemente unos papeles mágicos con la descripción del evento republicano. ¡Magnífico!
La democracia es eso, justamente: unos papeles en el aspirante y un buen ministro del Interior para envolver el bocadillo del aspirante. Lo demás es terrorismo, entorno del terrorismo, apología del terrorismo.
La democracia es una transparencia erótica y sugestiva. Un ademán, un talante, un «verá usted...» Unos papeles en que se explica por qué hay que darle la vuelta a la tortilla para que, según los socialistas, la tortilla caiga del otro lado sin dejar de ser tortilla. La democracia es...